Al concluir la Santa Misa del domingo 4 de septiembre la Catedral de la Santa Cruz y Santísima
Trinidad en Cancún, apostolados, gremios y la comunidad, a una sola voz entonaron las tradicionales
mañanitas por el 73 aniversario de Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas el día de su onomástico.
Konaté Hernández
Cancún, Quintana Roo.– Pensar bien, decidir con firmeza y perseverar hasta el final, son los tres pasos
necesarios para convertirse en fieles discípulos de Jesús, indicó el obispo de la Diócesis Cancún Chetumal.
Es estar en guardia para evitar el riesgo de escuchar la Palabra sin practicarla, es la enseñanza de Jesús al
presentar su doctrina en el sermón de las bienaventuranzas, explicó.
Ser claro al hablar es una exigencia necesaria en la actitud de convertirse en discípulo fiel, pensar bien antes de seguir el duro camino de la cruz, ser realista, calcular las posibilidades, medir fuerzas y ser consciente de las debilidades y fortalezas. Calcular los medios necesarios es poner en práctica, lo que implica ir en contra de las pasiones desordenadas y seducciones del mundo, es seguir un elevado ideal que requiere esfuerzo, ascesis y disciplina. Destacar en un deporte es estar dispuesto a la renuncia y sacrificio con horas de entrenamiento, dormir bien abstenerse de pachangas y desveladas, comer sano y moderadamente, evitar comilonas y borracheras, ser campeón del cristianismo es ejercitar las prácticas de las virtudes, de ahí que la santidad no es fácil.
Decidirse con firmeza
Un buen discípulo de Jesús requiere discernir, madurar la decisión y ser inquebrantable; no basta tener una vaga idea, menos de tener el vago deseo de ser un gran discípulo; es una decisión madura, razonada, un compromiso que implica fuerza de voluntad, decisión, estar dispuesto a pasar sacrificios y renuncias. Una decisión madura no cambia en la oscuridad lo que se decidió en la claridad, no cambia en la tormenta lo que se decidió en la bonanza, ni en la tribulación lo que decidió en la consolación y motiva a no dejarse de llevar por el cansancio, caprichos cambiantes, gustos o por opiniones contrarias.
Perseverar hasta el final
El que persevera hasta el final es discípulo fiel, por su constancia en realizar los proyectos e ideales hasta
concluirlos, obra comenzada, obra terminada. Si alguien decide construir una torre y ésta se queda a la mitad, solo conseguirá dejar el trabajo a medias y hacer el ridículo. Un propósito que no se cumple no es uno que casi se cumplió, si no un propósito incumplido, por lo que el discípulo sabe lo que quiere, sabe a dónde pretende llegar, tiene arraigadas razones que lo hacen tomar esa decisión, tener claro los principios y convicciones que lo sostienen, de ahí que con la ayuda de Dios puede perseverar hasta el final y concluir las obras emprendidas, externó Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, L. C.
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