Porque tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estaba desnudo y me vestiste,
estaba triste y me consolaste; el tiempo pasa, la eternidad nos espera, no desaprovechar la
oportunidad para hacer todo el bien que se pueda hacer.

Cancún, Quintana Roo.– Al llegar por vez primera los misioneros cristianos a Inglaterra, reunido el rey con sus Lores en el palacio, cuestionó –si era conveniente aceptar en su Reino esta nueva religión–, señaló Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, en la Catedral de la Santa Cruz y Santísima Trinidad en Cancún.

Luego de levantarse uno de los Lores dijo–“su majestad la vida del hombre en esta tierra es como esa avecilla que entra en esta sala luminosa y cálida, revolotea un rato y luego sale por otra ventana–.

Explicó en un mensaje claro y contundente a quienes participarán en la Jornada Nacional de la Juventud a
realizarse los días 13 y 14 de agosto y organizado por la Dimensión Diocesana de Guadalajara, Jalisco, tiene por objetivo impulsar la Nueva Evangelización para acercar y dar acompañamiento a la juventud en esta época de crisis de valores.

Al entrar la oscuridad y el frio y salir otra vez, así es la vida que no se sabe de dónde viene ni a donde va a
parar, por lo que, si esta religión enseña algo de este misterio del origen del fin de la vida, se le debe de
aceptarla, destacó.

Hoy es Jesús quien enseña cual es el origen y cuál es el fin de la existencia, porque el Padre ha tenido a bien dar su Reino y esperarnos con los brazos abiertos, por lo que, como creaturas, no es casualidad el
nacimiento, ni se vive por simple inercia, menos se muere de cansancio o aburrimiento.

Dios es el creador, pero también es el Señor y nosotros somos sus siervos y administradores de sus
dones, llamados a cumplir un servicio que el Señor que encarga como una tarea y una misión especial, al final de los tiempos Señor pedirá cuentas de la administración de los bienes encomendados.

Si el siervo conociendo la voluntad de su amo no ha hecho lo que debía, recibirá muchos azotes, de ahí que, si el siervo que no conoce la voluntad de su amo y haya hecho algo digno de castigo, recibirá pocos azotes, por lo tanto, en la vida, lo más importante es cumplir la misión encomendada.

De un buen siervo se espera fidelidad y prudencia

Aprovechar la vida, hacer méritos y ganar el tesoro del cielo, permanecer en vela, prepararse y afanarse para cuando llegue la hora de la muerte, el Señor nos encuentre en vela, preparados y recibir el premio del Reino eterno. Prepararse, estar en vela porque el tiempo que menos se piense vendrá el Hijo del hombre.

Mientras lo que hace un siervo infiel y necio es pensar que su amo tardará mucho en llegar y maltratar a los criados, y se dedica a comer, beber, embriagarse y que el día menos pensado y a la hora inesperada llegará el amo y lo castigará severamente. No se debe tener miedo, porque el Padre celestial espera en su Reino para decir: “siervo bueno y fiel entra en el gozo de tu Señor, entra en el banquete preparado para ti, desde antes de la creación del mundo”, concluyó Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: Contenido Protegido