Crecer en el amor e irradiar en el mundo la presencia de la Mujer del silencio y la oración, invocada por
su misericordia, gracia y esperanza, maternidad divina, virginidad, inmaculada concepción y
anunciación protectora de religiosos y fieles piadosos que la veneran y portan su Escapulario.

Konaté Hernández

Cancún, Quintana Roo.– La comunidad parroquial, de la parroquia Nuestra Señora del Carmen en avenida
Puerto Juárez (Talleres), en Cancún, hace extensiva la invitación a vecinos y ciudadanos a sumarse a sus
festejos patronales.

La invaluable intercesión de la estrella de los mares, con amor maternal es protección y guía a quienes
transitan por estos difíciles tiempos que atraviesa el mundo que vivimos.

El Espíritu Santo, es el don más hermoso recibido por los jóvenes, durante la visita pastoral de monseñor
Pedro Pablo Elizondo Cárdenas la víspera de los inicios del novenario, procesiones, rezos, Hora Santa, Santa Misa, actividades culturales como el festival realizado con amor y devoción en el período del 8 al 16 de julio, mientras que el día previo para las ocho de la noche se entonaron las mañanitas con mariachi y cerrar los festejos patronales con una gran verbena popular y vaquería, como signo del gran amor del pueblo a la Madre de Dios, bajo esta hermosa advocación mariana.

Entre los movimientos eclesiales y gremios participantes en los diferentes eventos se encuentran Adoración Nocturna, Catequesis, Coros, Legión de María, Frente Único de Colonos (FUC), Coro de Niños y Monaguillos, las Carmelitas, Estrellas del Mar, Cooperativa Puerto Juárez, en otros.

Amor y pasión maternal

De la misma manera la comunidad parroquial de la Parroquia del Carmen ubicada en 15 avenida con calle 12 norte y 12 norte bis, y su capilla en 5ª avenida con Juárez, en el parque Fundadores en Playa del Carmen, durante el novenario contaron con la entusiasta participación del gremio de Ejidatarios, así como de la comunidad parroquial del Sagrado Corazón de Jesús y de los grupos prematrimoniales, para dirigirse a ella, como la Madre nuestra del Monte Carmelo, que nos lleva en su regazo nos redime de las culpas y nos da su consuelo con pasión y amor maternal.

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