P. Héctor Galván L:C:

Este domingo 7 del tiempo ordinario de nuevo encontramos a Jesucristo rodeado de sus discípulos, los buenos israelitas que escuchan admirados sus enseñanzas y tratarán de cumplirlas. La doctrina de Jesús no es fácil, pero es la que descubre la gran verdad de sus seguidores.

No pueden ser como la mayoría de la gente. Sus seguidores deben tomar conciencia de ser hijos de Dios, que ama a todos a dominar el egoísmo, a saberse hijos de un Padre que ama a todos y espera que, por el amor mutuo, sincero, se construya una sociedad amigable, ajena a todo impulso egoísta.

El esquema del amor no es el impulso ciego, es el tratar a todos, como deseamos ser tratados, ayudados, perdonados. No enjuiciar, no ofender, no condenar, no exigir sino ser generoso, dar sin esperar recompensa.

 Una sociedad en la que todos actuaran con amor sería la antesala del cielo. No es imposible; depende de cada una persona que escuchan e imita la actitud de Jesús, que va a dejarnos un ejemplo insuperable cuando sus enemigos lo aprehendan para juzgarlo, condenarlo a muerte y entregar su vida en la cruz, para resucitar y acompañar a cuantos queramos ser sus fieles discípulos.

El amor de Cristo triunfa siempre.

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