Por Silvia del Valle 

Este mes lo hemos dedicado a celebrar a la familia, esta institución que está fundada en el sacramento del matrimonio y que es la célula básica de nuestra sociedad. 

A la familia hay que cuidarla y defenderla porque en la actualidad está muy atacada y desvirtuada, gracias a los intereses de algunos cuantos que buscan apoderarse de la sociedad destruyendo a las familias, sin darse cuenta que lo único que logran es socavar la sociedad. 

Nosotros como familias debemos defender esta institución y celebrar por todo lo alto el don de la vida y la familia desde nuestras familias, por eso aquí te dejo mis

 5Tips para lograrlo. 

PRIMERO. Busca tiempo familiar.

Lo principal, y lo que pronto se olvida, es buscar momentos de sana convivencia familiar para que los hijos se integren como hermanos y los padres podamos conocer a nuestros hijos y ellos a nosotros. 

El tiempo nunca alcanza, pero es básico que nosotros busquemos hacer estos tiempos familiares de calidad para que se haga un estilo de vida y nuestros hijos cuando sean grandes les den el peso y la importancia que tienen. 

Esto lo logramos con el ejemplo, nosotros debemos darle su lugar a estos tiempos familiares y, si es necesario, ponerlos en nuestra agenda como un tiempo inamovible e innegociable. 

Así comprenderán nuestros hijos que, si nosotros que estamos ta ocupados les damos su tiempo, es porque es algo muy importante. 

SEGUNDO. Familia que reza unida, permanece unida.

Solo cimentando nuestra vida familiar en la Roca fuerte, que es Jesús, lograremos tener una familia fuerte y un signo visible de esto es hacer oración juntos. 

Al principio cuesta trabajo, pero con el paso de los días se vuelve algo normal, cotidiano, necesario y hasta deseable.

Orar es estar en comunicación con Dios, es decir, en un diálogo constante; por eso podemos enseñar a nuestros hijos a presentarle a Dios nuestros momentos de alegría, a pedirle a Dios su ayuda en los momentos de necesidad, a acercarnos a Dios cuando nos sentimos solos e incomprendidos, a ofrecer a Dios nuestros dolores y sufrimientos, a darle gloria a Dios con cada una de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. 

Esto lo podemos lograr designando momentos en el día para esta oración familiar, pueden ser para bendecir los alimentos, antes de salir de casa por las mañanas o al finalizar el día para dar gracias por todos lo realizado en el día. 

Otra cosa que podemos hacer para estar en diálogo familiar con Dios durante el día es adoptar alguna devoción como puede ser el rezo del Ángelus, la Coronilla de la Misericordia o el Santo Rosario. 

Si tenemos niños pequeños podemos echar mano de los recursos didácticos que tenemos para que no sea aburrido o pesado para ellos. 

TERCERO. Que la comunicación sea una constante.

Ya hablamos de la comunicación con Dios, ahora es momento de hablar de la comunicación entre cada uno de los miembros de la familia. 

Debemos establecer canales de comunicación claros, para que nuestros hijos sepan que nos pueden contar todas sus inquietudes o necesidades. 

Y también debemos estar en constante comunicación entre los esposos para que nuestra relación sea sólida y estemos en comunión de pensamientos, sentimientos y acciones.

Esto no es fácil, pero debemos diseñar una estrategia para cada caso y propiciar espacios de dialogo fraterno, aun cuando se trate de corregir al que está en un error. 

CUARTO. Unidos en las buenas, en las malas y en las peores. 

En la actualidad es muy fácil ver que las familias no duran unidas porque la sociedad nos ha llevado a la cultura de lo desechable, de lo líquido; sino me sirve lo tiro, si no me gusta lo cambio, si me exige de más me escapo, si requiere de mí un esfuerzo extra me evado. 

Debemos educar a nuestros hijos para que sepan que las familias se fundan por medio de un sacramento en el que prometemos estar unidos en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad y esto requiere de nuestra paciencia, nuestra fuerza de voluntad y sobre todo de nuestra sabiduría para saber hablar cuando hay que hablar y saber callar cuando hay que callar; saber perdonar cuando nadie lo espera y saber pedir perdón primero para propiciar la paz familiar; saber amar cuando el otro menos lo merezca porque es cuando más lo necesita y saber dejarse amar y cuidar por el otro con humildad y confianza. 

Cada familia podemos estar pasando por situaciones muy diversas, pero siempre serán más sencillas si todos nos apoyamos y nos damos aliento con una actitud positiva, siendo apoyo y no piedra de tropiezo y sobre todo, viviendo día a día en unidad y con Amor. 

Y QUINTO. Celebra en familia.

Y como tener una familia es una bendición de Dios, hay que celebrarlo por todo lo alto, así que podemos organizar una comida o cena familiar para celebrar la familia en familia. 

No es necesario hacer un gasto fuerte, con dedicar un tiempo especial para esta celebración y hacer los alimentos que más les gusten, es suficiente. 

Traten de convivir, con alegría, traten de pasar un momento lleno de amor y de expresarse cuánto se quieren.

Y hagan de este momento algo super especial, que nada lo interrumpa, dejando a un lado las cuestiones de trabajo, las llamadas telefónicas, las preocupaciones cotidianas, los problemas externos a la familia para lograr así atesorar momentos de alegría y gozo familiar. 

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