Para los enfermos, médicos, enfermeras, voluntarios y agentes de pastoral de la salud

“Seamos lápices en las manos de Dios” (Santa Teresa de Calcuta)

Queridos hermanos y hermanas:

Ahora que comenzamos un nuevo año, recordemos que el futuro no es una especie de libreto en el que nosotros somos actores repitiendo un guion que alguien más escribió. Por el contrario, cada año son trescientas sesenta y cinco páginas, en las que nosotros somos como lápices que escribimos nuestra propia biografía, día a día.

Escribimos en medio de una realidad, que a veces es como una hoja de cuadrícula o rayas, es decir, llena de condicionamientos que nos limitan, pero la mayor parte de esas hojas son totalmente blancas, abiertas a nuestra creatividad y decisiones libres. Cómo no pensar en esos condicionamientos de ustedes, hermanos enfermos y ancianos que, con grandes limitaciones en su movilidad, en medio de dolores y difíciles tratamientos, parecería que sólo tienen que dejarse llevar, pero en realidad pueden y deben tomar decisiones, tiene la libertad para darle un sentido o propósito a su condición o enfermedad, encontrando, por ejemplo, un motivo para agradecer los cuidados, ejercitar la paciencia, ofrendar a Dios su sufrimiento, darnos a todos una lección de alegría cristiana en medio de la adversidad.

Continuando con la metáfora, como lápices necesitamos sacarnos punta, mejorarnos, crecer y madurar, para que nuestra escritura no se interrumpa y sea clara y bella. Además, tenemos borrador: podemos cambiar de opinión, podemos enmendarnos, podemos corregir el rumbo. Pienso ahora en todos los médicos, enfermeras y cuidadores que, además de un trato profesional, pueden sacar punta a su lápiz creciendo en su espiritualidad y haciendo de su servicio un acompañamiento sanador y humanizador.

Ahora bien, como lápices que escribiremos nuestras páginas del 2022, podemos también decidir unir nuestra voluntad compartir un propósito: el de Dios. 

La Madre Teresa de Calcuta se definía así, misma como “un lápiz en las manos del Señor”. Y en efecto, ella fue un lápiz que escribió bellos poemas de caridad, de compasión y ternura, de consuelo y de alegría para los más pobres de los pobres, a quienes ella consagró su existencia.

Me dirijo ahora a todos los agentes de pastoral de la salud: sacerdotes, religiosas y laicos: ¿Estás dispuesto a ser lápiz en manos de Dios, para que Él escriba contigo mensajes de amor, fraternidad y esperanza para los enfermos, para quienes los cuidan y para todos los que sufren? Si tu respuesta es sí, acércate a Dios para “que te saque punta”. Para que te ayude a borrar lo que pudieras escribir mal. Que sea él quien te inspire a diario a escribir -a tu propio estilo-, cosas bellas con tus palabras, actitudes y acciones en favor de los enfermos y todos los que sufren.

Hermanos y hermanas, seamos en este año 2022 lápices en las manos de Dios. Él puede (parafraseando el refrán) escribir derecho en los renglones torcidos de la pandemia, la enfermedad, y el sufrimiento; Él puede escribir con nuestra colaboración sus palabras que dan vida, y vida en abundancia (Cfr. Jn, 10,10).

Con afecto y mi bendición: 

+Mons. Roberto Yenny García

Obispo de Ciudad Valles

Responsable de la Dimensión Episcopal de Pastoral de la Salud

 

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