Continuando con su ciclo de catequesis sobre la figura de San José, el Papa Francisco reflexionó durante su Audiencia General de esta mañana, sobre el rol del padre adoptivo de Jesús en la historia de salvación. Asimismo, el Pontífice recordó que todos podemos encontrar en San José, a un hombre «que pasa inobservado», de presencia discreta e inadvertida pero que actúa como un intercesor, «un apoyo y una guía fundamental en los momentos de dificultad».
Sofía Lobos – Ciudad del Vaticano
La mañana del 24 de noviembre y tras haber saludado a unos 1.500 fieles en la Basílica de San Pedro que por motivos de espacio no pudieron entrar en el Aula Pablo VI del Vaticano, el Papa Francisco celebró su habitual Audiencia General de los miércoles junto a peregrinos procedentes de Italia y de todas partes del mundo.
Prosiguiendo con su ciclo de catequesis sobre la figura de San José, y hablando en italiano, el Santo Padre se detuvo a reflexionar sobre su rol en la historia de la salvación.
Francisco explicó que Jesús en los Evangelios es indicado como «hijo de José» (Lc 3,23; 4,22; Jn 1,45; 6,42) e «hijo del carpintero» (Mt 13,55; Mc 6,3), por tanto, los Evangelistas Mateo y Lucas, dan espacio al rol de José al narrar la infancia de Jesús:
«Ambos componen una «genealogía», para evidenciar la historicidad de Jesús», añadió el Pontífice haciendo hincapié en que los dos evangelistas «presentan a José no como padre biológico, pero sí como padre de Jesús en toda regla».
San José: pieza fundamental en nuestra salvación
En este sentido, el Papa subrayó que, a través de José, «Jesús realiza el cumplimiento de la historia de la alianza y de la salvación transcurrida entre Dios y el hombre», y destacó que para Mateo «esta historia comienza con Abraham», mientras que para Lucas empieza «con el origen mismo de la humanidad».
El evangelista Mateo -puntualizó Francisco- nos ayuda a comprender que la figura de José, «aunque aparentemente marginal, discreta, en segunda línea», representa sin embargo una pieza fundamental en la historia de la salvación: «José vive su protagonismo sin querer nunca adueñarse de la escena».
De esta manera -añadió el Papa- todos pueden encontrar en San José, el hombre que pasa inobservado, el hombre de la presencia cotidiana, discreta y escondida, pero que a la vez es un intercesor, un apoyo y una guía fundamental en los momentos de dificultad.
“Él nos recuerda que todos aquellos que están aparentemente escondidos o en «segunda línea» tienen un protagonismo sin igual en la historia de la salvación. El mundo necesita a estos hombres y a estas mujeres”
Custodio de Jesús y de María
Por otra parte, el Obispo de Roma observó que, en el Evangelio de Lucas, José aparece como el custodio de Jesús y de la Virgen María:
“Y por esto él es también el Custodio de la Iglesia, porque la Iglesia es la extensión del Cuerpo de Cristo en la historia, y al mismo tiempo en la maternidad de la Iglesia se manifiesta la maternidad de María. José, a la vez que continúa protegiendo a la Iglesia, sigue amparando al Niño y a su madre, y nosotros también, amando a la Iglesia, continuamos amando al Niño y a su madre”
Además, Francisco manifestó que una sociedad como la nuestra, que ha sido definida “líquida”, encuentra en la historia de José una indicación bien precisa sobre la importancia de los vínculos humanos.
«De hecho -dijo el Santo Padre- el Evangelio nos cuenta la genealogía de Jesús, además de por una razón teológica, para recordar a cada uno de nosotros que nuestra vida está hecha de vínculos que nos preceden y nos acompañan. El Hijo de Dios, para venir al mundo, ha elegido la vía de los vínculos».
Oración a San José: aliado, amigo y apoyo
En este punto, el Papa dedicó un pensamiento especial a todas las personas a las que les cuesta encontrar vínculos significativos en su vida, «y precisamente por esto cojean, se sienten solos, no tienen la fuerza y la valentía para ir adelante».
Francisco concluyó su alocución compartiendo con todos los fieles una oración para que los ayude, «y nos ayude a todos nosotros», a encontrar en San José un aliado, un amigo y un apoyo.
San José,
tú que has custodiado el vínculo con María y con Jesús,
ayúdanos a cuidar las relaciones en nuestra vida.
Que nadie experimente ese sentido de abandono
que viene de la soledad.
Que cada uno se reconcilie con la propia historia,
con quien le ha precedido,
y reconozca también en los errores cometidos
una forma a través de la cual la Providencia se ha hecho camino,
y el mal no ha tenido la última palabra.
Muéstrate amigo con quien tiene mayor dificultad,
y como apoyaste a María y Jesús en los momentos difíciles,
apóyanos también a nosotros en nuestro camino. Amén.