Moisés Nos Dijo…
Por: Héctor Galván L.C
Cuando alguien nos presiona o indica un cambio de nuestra actuación o pensar y no queremos aceptar, solemos aducir la autoridad de alguien importante. A distancia de 2000 años, podemos suponer dichosos a los judíos, miembros del pueblo escogido de Dios, que les haya tocado la suerte y providencia de ver, escuchar, conocer al Mesías anunciado desde varios siglos antes.
La creencia y obligaciones del pueblo judío seguían cuanto Moisés les había indicado y legislado. El pueblo se nominaba “mosaico”, pues Moisés era quien les liberó de la esclavitud de Egipto, quien les trasmitió el decálogo de Dios. Pero en los 14 siglos anteriores a la venida del Anunciado Mesías, se habían añadido muchas tradiciones rituales, prácticas externas, que los llevó al olvido del mandato esencial y primero hacia Dios.
Cuando Dios cumple su promesa de visitar a su pueblo conforme al profeta Isaías de un Mesías, las costumbres, la situación histórica, la opresión del pueblo romano, los cambios políticos y la diversidad de escuelas rabínicas, eran un mosaico de diversos intereses y actitudes.
Ahora. nos conviene hacer un paralelismo entre Jesús, de Nazaret, hijo de María, y entre Moisés, a quien aludían los judíos, como legislador, guía y gran héroe del pueblo guiando a las 12 tribus la tierra prometida.
Moisés, en Egipto, apenas nacido debía morir como varón por orden del Faraón. Pero Dios lo preserva por medio de la hija del Faraón, lo alimenta, lo educa y lo convierte en un apuesto joven, pero tiene la idea clara de que pertenece al pueblo de Israel. Por esta razón, el faraón atenta contra su vida, Moisés huye hacia oriente, al Sinaí.
Jesucristo nace en pobreza y ocultamiento pues Él desciende del cielo y como Dios encarnado, va a manifestarse a los rectos y sinceros. Lo adorarán los pastores, lo anuncian los ángeles, le ofrecerán sus ricos dones los Magos de oriente y Dios se lo manifiesta al santo sacerdote del templo y a la viuda Ana. Detalles de una vida oculta.
Moisés, por haber matado a un egipcio en venganza del maltrato a un judío, tuvo que huir a oriente, al Sinaí. En su oficio de pastor, es cuando Dios le llama desde las llamas de la zarza misteriosa.
Jesucristo, apenas nacer, provoca el odio de Herodes, al ser adorado por los Magos de oriente. El odio de Herodes es desenfrenado contra los nacidos en torno a Belén y decreta la muerte de todos los recién nacidos. La Providencia salvará al Niño Jesús y lo envía a ocultarse a Egipto de modo indefinido.
Moisés huye de Egipto para salvar su vida, Pero luego Dios lo renviará con especial misión, para liberar a todo el pueblo y llevarlo a la tierra prometida. Jesucristo con sus padres huye también de una muerte segura a Egipto hasta la muerte de Herodes.
Cuando se cumple el tiempo de la manifestación del Mesías, Cristo comienza su predicación y la manifestación de su poder con sus milagros. Es el inicio del nuevo pueblo de Dios, su Iglesia con los 12 apóstoles. Pero el pueblo judío, dominado por sus jefes, que predicaban, pero no cumplían, miraba superficialmente a Cristo, lo rechazaba con el pretexto de seguir a Moisés. Su argumento era basarse en que Dios hablaba cara a cara con Moisés, pero no les constaba de algo parecido de Jesús. Por lo tanto era inferior a Moisés. Pero los evangelios nos presentan a Cristo superior a Moisés, pues ya a los 12 años le contestó a su Madre. “No sabías que debo ocuparme en las cosas de Padre”. Mi Padre siempre me escucha.