La plenitud del amor es la enseñanza de hacer crecer al hombre en el amor a Dios y al prójimo, como un profundo sentido de toda la ley de no hacer daño al hermano, no robar, no matar, no mentir, no engañar, en el sentido más profundo, como decía San Agustín ama y haz lo que quieras.
Cancún, Quintana Roo. – El modelo a seguir del amor es Cristo, una enseñanza que se recibe con claridad de la iluminación del Espíritu Santo, indicó Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, en su mensaje dominical en la Catedral Santísima Trinidad, en Cancún.
A lo largo de la historia de la salvación, al endurecer el corazón, el hombre se ha pervertido en su intento por amar a su manera, precisó.
Destacó que la enseñanza de amar con autenticidad, tal como la amó Jesucristo es dar la vida por los amigos, de ahí que no hay mandamiento mayor que el amor a Dios y al prójimo y nada más grandioso que dar la vida por los demás, una enseñanza difícil, porque para que el grano produzca fruto abundante debe caer en fértil y morir, de lo contrario quedará infecundo.
La plenitud de la revelación culmina con la frase: “Dios es amor”, para que de esta manera permanezca el amor de Dios en él hombre creado a su imagen como a su semejanza también. Para amar vino Jesucristo al mundo, con esa vocación primordial, fue creado el varón y la mujer, para que se proyectarán e hicieran realidad el amor. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado, sino en que Dios nos amó primero, para corresponder más fácilmente a ese amor.
Uno de los escribas cuestionó a Jesús, sobre cuál era el primero de todos los mandamientos, el Señor respondió de esta manera –amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas, y a tu prójimo como a ti mismo; no hay mandamiento mayor que estos.
Sin embargo, la novedad es que amor autentico es la plenitud de la ley, es decir quién ama no hace daño a su hermano, no roba, no mata, no miente, no engaña, etc. Por eso dice san Agustín; ama y haz lo que quieras, es decir el amor es el sentido profundo de toda la ley, todos los mandamientos sirven y son medios para enseñar al hombre a crecer en el amor a Dios y al prójimo, de ahí los mandamientos se sintetiza demuestra en el amor al prójimo su complementariedad, subrayó Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas.