Para evitar contagios del virus Sars CoV–2 entre visitantes, ciudadanos y público en general, la Operadora y Administradora de Bienes Municipales, S. A. de C. V., (Opabiem), proporcionó gel antibacterial, cuidó del distanciamiento social y permitió un aforo del 80 por ciento de asistencia a los panteones de Cancún, durante el 31 de octubre, 1º y 2º de noviembre.
Konaté Hernández
Cancún, Quintana Roo. – Con un cielo medio nublado que amenazaba con llover, despejándose poco a poco mientras transcurría el día, al repuntar el alba, miles de ciudadanos, fieles y público en general se daban cita en los diferentes panteones de la ciudad.
Otros sin dormir, permanecieron con sus difuntos toda la jornada nocturna, con el verde del semáforo epidemiológico que les permitió un aforo del 80 por ciento y un límite de cinco personas por familia.
Luego de 24 horas con las puertas abiertas el 31 de octubre, 1º y 2º de noviembre, muchos siguieron acudiendo a los cementerios a visitar a sus difuntos el ya tradicional día de muertos. Personal de la Operadora y Administradora de Bienes Municipales, S. A. de C. V., (Opabiem), apostados a las entradas de los cementerios, proporcionaban gel antibacterial, cuidaban del distanciamiento social y el aforo permitido del 80 por ciento, para evitar posibles contagios del Sars CoV–2 entre visitantes, ciudadanos y público en general.
Panteones de Cancún
Para iniciar el recorrido, el panteón más antiguo, el de los Álamos, en avenida López Portillo, Supermanzana 91, data de 1976, el primero en la ciudad, hoy el menos visitado, con sus monumentos de cemento, sin laderas, andadores para caminar, bordear las tumbas de cemento, imposible no pisar; el ambiente luce lúgubre, oscuro, sombrío, solitario, abandonado. El más reciente pero alejado el Nuevo Parque Funerario Municipal en Supermanzana 512, manzana 61, avenida López Portillo.
Jardines de Paz, Parque Funeral
Con poca afluencia de visitantes, lució Jardines de Paz, Parque Funeral, en la calle 14, lotes 27 y 28 de la Supermanzana 99, data desde 1986; un personal, que se dio a la tarea de ofrecer servicio integral de velatorio, cementerio, horno crematorio, con instalaciones de primer nivel, afiliada a la Red Gayosso, desde el 2014, con el objetivo de asegurar la calidad en sus servicios.
El de mayor concurrencia el de los Olivos
El más emblemático, donde se vivió la euforia de esta singular creencia, tradicional y solemne festividad del día de muertos, fieles difuntos y todos los santos, fue en el panteón de los Olivos en Supermanzana 99, donde se pudo apreciar una mayor concurrencia de gente, que igual a los anteriores, al ingresar recibían la dosis de gel antibacterial, cuidándose el distanciamiento social, y no rebasará el aforo permitido por el sector salud.
En este largo puente, que iniciara el 30, 31 de octubre, 1º y 2º de noviembre, la calle 14 permaneció cerrada al tráfico vehicular, permitiéndose sólo el acceso a transeúntes, a estos dos cementerios, aunque la mayoría de los visitantes del sector popular, acudían a los Olivos, donde ingresaban por una especie de arco; visualizar a la entrada la capilla de la Iglesia Católica, atendida por la Orden Franciscana Menor (OFM), para quienes quisieran asistir a la Santa Misa de Fieles Difuntos y Todos los Santos.
Otros continuaban su camino, por un largo andador, en busca de los sepulcros, tumbas incluso algunos mausoleos, donde se encuentran sus parientes, familiares y amigos ya fallecidos. La ladera era alumbrada por veladoras, linternas, donde se veían las ofrendas, alimentos, cobertores, música viva, tríos, bebidas, y pasar una velada al lado de sus seres queridos, una larga jornada nocturna y diurna con la anuencia de las autoridades. La calle lucía atiborrada por expendedores de la flor de cempasúchil, nube, pata de león y desde luego alimentos.