Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
MAESTRO CHOCOLATERO
Había hecho unas pastas de té, solo me faltaba cubrirlas de chocolate. Generalmente derrito el chocolate al baño maría, pero, al ser tan poquita cantidad, se me ocurrió que sería mejor hacerlo en el microondas.
Tras unas pocas vueltas no se había derretido nada, así que puse más potencia y repetí la operación.
Al sacarlo vi que todo el chocolate se había fundido, salvo por unos cuantos grumos. Nunca me habían salido grumos en el chocolate, pero calculé que sólo había que calentarlo un poco más…
¡¡Dramático error!!
Al sacar el vaso, ¡me encontré el chocolate totalmente granulado, casi convertido en “bizcocho”! Resulta que el chocolate, cuando está a mucha temperatura, se “quema”… y se estropea por completo…
De pronto caí en la cuenta de que mi error había sido subir la potencia del microondas, ¡querer correr! ¡¡Y cuántas veces las prisas nos hacen estropear el “chocolate” que tenemos entre manos!!
Y así he podido darme cuenta de lo bonito y tierno que es el amor del Señor: ¡Cristo nunca nos mete prisa! Él se acomoda a nuestro ritmo, sabe esperarnos, caminar a nuestro paso… ¡nos da tiempo para que hagamos nuestros procesos!
El Resucitado no se hizo ningún problema en dedicar la tarde de su gran victoria a caminar junto a esos dos discípulos “desertores” que huían a Emaús. ¡Caminaron juntos hasta el anochecer! Cristo no tuvo prisa con ellos, no se asustó de sus dudas, ¡les explicó las Escrituras!
Y así, muy lentamente, con mucha suavidad y cariño, aquellos discípulos sintieron que les ardía el corazón.
¡¡Qué aspecto más bonito del amor del Señor, este saber esperar, no meter prisa, dedicar tiempo!! Ciertamente, “el amor es paciente” (1 Cor 13, 4).
Hoy el reto del amor es disfrutar del amor paciente de Cristo hacia ti… ¡Haz de esa paciencia y serenidad un regalo para los demás!
VIVE DE CRISTO