Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
EN CONSTRUCCIÓN
Siguen las obras en la calle junto a nuestra capilla. Lógicamente, ellos tienen que hacer su trabajo; por ello, sobrellevamos los intensos ruidos de maquinaria con paciencia.
Ayer fui a estar un rato con el Señor, y ahí, con el ruido de fondo, me puse a pensar que nosotras lo tenemos muy fácil para acercarnos al Sagrario en cualquier momento del día. Basta con pasar por el claustro y asomarnos a una de las tribunas que da a la iglesia, y ya lo tenemos. O entrar un instante por el corrillo (antigua capilla con un ventanal hacia la iglesia), y ahí está Él…
Sin embargo, sabemos bien que afuera no es tan fácil. Y cuántas veces sucede que, cuando sales de casa para ir un rato con el Señor, hay una “obra ruidosa” al lado… A veces parece que surgen mil impedimentos.
Pero, pensándolo bien, no importa si lo tenemos tan accesible o si tenemos que salir a buscarlo, porque hay “ruidos” tan humanos que se oyen hasta en el más profundo silencio.
Y es que, en definitiva, todos nuestros ruidos —exteriores o interiores— nos ayudan a ser conscientes de la necesidad que tenemos de parar con Él. Ante estas circunstancias tan normales, el “patas” se quiere valer de ello para que desistamos en nuestro empeño de buscar cada día al Señor. Por ello, lo nuestro es perseverar en esa búsqueda del Señor: de Su respuesta a nuestras preguntas, de encontrarnos cada día con Él, de buscar un lugar menos ruidoso o de abrir nuestro corazón a alguien de confianza para que nos señale al Señor.
Nuestra oración siempre va a estar “en obras”, porque estamos en construcción, pero ese es el síntoma de que algo nuevo está haciendo Él con nosotros. ¡No tengas miedo, confía en Él!
Hoy el reto del amor es perseverar en la oración. ¿Has encontrado ya tu lugar de oración? Qué bueno es tener un espacio concreto y un momento buscado. Todo para dejar que el Señor vaya trabajando en nosotros. ¡La obra que Él ha comenzado, Él mismo la llevará a término!
VIVE DE CRISTO