Arte sacro y religioso: como hemos comentado anteriormente estas dos modalidades van unidas, aunque no sean lo mismo, aun así, desde comienzo de ambos ha sido difícil hacer una clara diferencia. Para explicarle más coloquialmente lo que hemos comentado arriba, el arte religioso representaba el amor y la fe que tenían hacia Dios, mientras tanto el arte sacro podemos observar que representaba lo mismo, pero sirve como un culto divino.
Arte cristiano europeo: este tipo de arte era habitual en Europa en la etapa de edad media, aunque muchos de los artistas fueron ordenador por la Iglesia Católica en el renacimiento. Fue en esa época donde Miguel Ángel hizo varias de las obras que hoy en día conocemos como las columnas de la Basílica de San Pedro, o las pinturas de la Capilla Sixtina, entre varias obras más.
Arte sacro musulmán: como consecuencia de las prescripciones que había contra la pintura de los animales o las personas, ya que podrían causar adoración, él este concepto desarrolló una personalidad única. Utilizó para ello un gran número de maneras primarias como pueden ser la flora, el arábigo, el geométrico, etc. Este concepto reflejo una visión del planeta armoniosa y equilibrada. Por lo tanto se enfoca más la naturaleza espiritual que la forma física de lo divino. Es por ello por lo que no podrás encontrar ningún cuadro que representan santos, ni historias del Corán.
Arte sacro tibetano- budista: si podéis observar alguna obra de arte sacro tibetano- budistas observareis que solo hacían representaciones de la práctica Vajrayāna. El arte tibetano también hace representaciones de Thangkas y Mándalas y incluía pinturas de Bodhisattvas y budas. Esta modalidad de arte suele estar realizada con una meditación extrema, las obras no suelen ser firmadas por el artista que lo ha hecho.
Arte y los objetos sagrados
El arte religioso y el arte sacro son actividades de las más nobles del ingenio humano, estando relacionadas con la infinita belleza de Dios que intentan expresar con el fin último de orientar santamente los hombres hacia Dios. La Santa Madre Iglesia ha buscado siempre sus servicios principalmente para que las cosas destinadas al culto sagrado fueran en verdad dignas, decorosas y bellas, signos y símbolos de las realidades celestiales, actuando la iglesia como árbitro de las mismas, buscando siempre que estén de acuerdo con la fe, la piedad y las leyes religiosas tradicionales para ser consideradas aptas para el uso sagrado. La Iglesia no posee un estilo artístico determinado, acomodándose al carácter y condiciones de los pueblos, a las necesidades de los ritos y acepta las formas de cada tiempo.
En el arte se ha de buscar más una noble belleza, Debiendo ser excluido de los lugares sagrados todo arte que repugne a la fe, a la piedad cristiana y ofendan el sentido auténticamente religioso, ya sea por la depravación de las formas, o por la mediocridad o falsedad del arte, solo se han de exponer imágenes sagradas a la veneración de los fieles, cuidando que no sean muchas y que mantengan un orden que pueda desfavorecer una devoción ortodoxa, siendo revisadas y cuidadas para que las obras no se vendan ni se dispersen, por las comisiones diocesanas de arte sagrado.
El artista, que desea glorificar a Dios en la santa Iglesia, ha de recordar que su trabajo es una cierta imitación sagrada de Dios creador, creando obras solo destinadas al culto, edificación e instrucción religiosa.
Los temas que más se representan en el Arte Sacro son:
la representación del ciclo de la vida de Cristo y algunos ciclos del Antiguo testamento, las representaciones de los santos, de María Santísima, imágenes de la Biblia, la muerte de Jesús y Jesús resucitado, la crucifixión y juicio de Jesús entre otros.
Los lugares donde más se exponían estas obras eran en los altares luteranos, en los templos católicos tradicionales se apreciaba la abundancia de todo tipo de representaciones pictóricas y escultóricas, en lugares como en el altar mayor, capillas laterales, en el púlpito o la pila bautismal, estando también representadas en los artesonados y las vidrieras.
Según el periodo histórico, las paredes se cubren con frescos, lienzos o retablos, habiendo todo tipo se elementos arquitectónicos que servían para soportar las esculturas, incluso en algunas zonas poco visibles para los fieles se decoraban con obras de Arte Sacro.