Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
EXULTET
Se hace un poco extraño ensayar el Pregón Pascual en plena Semana Santa. Cuando la liturgia nos sumerge en la Pasión del Señor, nosotras andamos ya mirando hacia la Pascua.
¡Y es que tenemos la gracia de saber el desenlace! En cambio, los de su tiempo tuvieron que vivirlo sin comprender demasiado. Cuánto dolor al ver a su Maestro sufrir de esta manera tan encarnizada, o al verse caer en el rechazo, o incluso escandalizarse al haber idealizado otro “tipo” de Mesías.
Ellos lo vivieron, sí. Y por eso, cuando Cristo resucitó, la alegría desbordó de tal manera sus corazones… Porque se supieron plenamente salvados, plenamente amados, incluso aunque hubieran huido. Ellos experimentaron que Jesús les había amado hasta el extremo, no solo a todos en general, sino que cada uno tuvo su propia vivencia particular.
Pero estos acontecimientos no son cosa del pasado. Así que le preguntaba al Señor cómo vivir estos días, para que no sean simplemente un “recordar lo que sucedió”, sino que yo también pueda experimentar su paso por mi vida.
Y de alguna manera, experimentaba Su respuesta en la oración: tan solo necesito traerle lo que tengo y lo que soy hoy.
Entregarle al Señor el perfume de mi vida, que se derrama en acción de gracias a Sus pies; reconocer con transparencia las distintas veces que le he negado, o que he preferido otras cosas antes que a Él; dejarme lavar los pies sucios y cansados de andar por caminos equivocados; o caer de rodillas ante su Cruz al ver que es Él quien ha cargado con mi pecado y con todo aquello que me había herido.
Descubrir en qué necesito hoy ser salvada y, al saberlo, acudir a Quien sé que es mi Salvador… Así, con lo que tengo, con lo que soy, quiero vivir estos días, quiero amarle y darle gracias, y dejarme salvar por Su Amor.
Hoy, el reto del amor es traer lo que eres y lo que llevas en el corazón, para dejarte interpelar por Su Pasión. Ahí llegará la Resurrección.
VIVE DE CRISTO