Redacción/PERIÓDICO SAGRADA FAMILIA
Antonio Machado tenía una gran admiración hacia El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, al que consideraba una obra educativa esencial, para comprender el alma cristiana, católica, española. Una de sus frases más conocidas sobre esta obra es la siguiente:
«El bueno de Alonso Quijano el Bueno era un loco, un sublime loco; pero el mundo está lleno de locos vulgares que no tienen nada de sublimes, y la locura de Don Quijote es una protesta contra la vulgaridad.»
Machado veía en Don Quijote no solo la figura del idealismo frente al materialismo del mundo, sino también la resistencia del espíritu humano ante la mediocridad.
Destacaba cómo Don Miguel de Cervantes y Saavedra consiguió crear un símbolo de nobleza espiritual, idealismo y profunda humanidad frente a la vulgaridad cotidiana.
Para Machado, la locura de Don Quijote era noble porque representaba la capacidad humana de soñar, de luchar contra la realidad mezquina con ideales puros, aunque aparentemente fueran inútiles o imposibles.