Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
MARCADOS
El miércoles me impresionó mucho ver la ceniza sobre la frente de mis hermanas. Todas tenían el signo de la cruz marcado en sus frentes.
Resulta asombroso que un antiguo instrumento de tortura haya podido convertirse en un signo que nos identifica como cristianos.
Y es que la cruz no es simplemente un “icono”. La cruz, como signo del cristiano, hace visible una realidad invisible a los ojos. ¡Es una realidad que atañe a todo hombre! Nadie la busca, pero la misma vida, por el mal y el pecado, nos la hace presente.
Por eso Cristo quiso morir en una cruz por nosotros, porque la cruz está presente en la vida de cada hombre. Pero Él, con su pasión y muerte en la cruz, ha roto el aguijón que tanto nos asusta y nos ha regalado la resurrección.
Porque esto es verdad: la cruz nos asusta a todos. Siempre digo que los de mi generación hemos nacido en un mundo tan cómodo que cualquier pequeña frustración nos bloquea. Por eso sé bien que, cuando veo la dificultad de frente, me entran ganas de salir corriendo en dirección contraria. ¡Qué consuelo saber que esto también les sucedió a sus apóstoles!
Este es el camino de la Cuaresma. Jesucristo va a subir a Jerusalén, a morir en tu cruz, en mi cruz, y te pide que le acompañes en este camino. En nuestro día a día no estamos solos. Si la cruz nos pesa al caminar, es porque la estamos llevando solos. Es Cristo quien la toma sobre sus hombros, y nosotros apenas somos “otros cirineos” que le acompañamos al Gólgota.
Él conoce cómo somos: que a veces nos vendremos arriba pensando que podemos con todo, que con Él iremos donde sea, y también sabe que, a la mínima, somos capaces hasta de negarle o de despistarnos por el camino. Pero, aun así, Él subirá. Tiene clara su misión: morir por ti para regalarte la resurrección.
Hoy, el reto del amor es llevar un signo que te recuerde de quién eres y a qué estás llamado. Coge una cruz para tu bolsillo, o como colgante… algo que te recuerde a cada instante que ya es nuestra la victoria.
VIVE DE CRISTO