Cancún, Quintana Roo. – La oración, el Santo Rosario, estar en gracia es el alimento espiritual para que el alma pueda soportar todas las tribulaciones que vive la humanidad en estos complicados tiempos, indicó don Camilo Araujo Cauich, mecánico automotriz en Cancún.
De la misma manera que el descanso, la alimentación saludable rica en nutrientes y el ejercicio físico es para ejercitar el cuerpo, precisó.
No menos importante es ejercitar la mente con el hábito de una lectura agradable, que alegre el alma mientras reposa el cuerpo. La buena prensa ayuda a mejorar la ortografía, tener una buena dicción al leer en voz alta, mejora la sintaxis, enriquece el conocimiento sobre diversos temas, y lo más importante evita la pérdida de memoria. Sin olvidar leer la Biblia, las oraciones y la gracia santificante que evite caer en desgracia.
Destacó que nunca debe de faltar en la vida de cada los motivos espirituales que ayuden a encontrarnos con Dios, ni el descanso del cuerpo para recuperar fuerzas, menos dejar de nutrirse con la lectura de un excelente medio de comunicación, como es la prensa religiosa, católica, donde se aprende la verdad. Don Camilo Araujo Cauich, nació el año de 1954 en Izamal, Yucatán, desde 1976 llegó a vivir a Cancún con su familia. Tiene su taller en la Supermanzana 229 en avenida Leona Vicario, de esta ciudad.
Como asiduo lector de medios católicos, lamentó que el confinamiento sanitario iniciado en marzo de 2020, impidiera la impresión de su medio favorito, sin embargo, agradeció que al continuar con la buena prensa a través de su página web, el haberse enterado que el pasado 19 de junio su paisano el padre Fermín Sosa recibiera el nombramiento de Estado de la Santa Sede de manos de Monseñor Pietro Parolin para representar a la Santa Sede como Nuncio Apostólico en Papúa Nueva Guinea.
Asumir con responsabilidad la labor empeñada
A finales de la década de los 80´s y principios de los 90´s, durante 11 años que prestó sus servicios a conocida empresa embotelladora de refrescos, al recordar, que en cierta ocasión un grupo de trabajadores, organizó una excursión al Balneario de Chemuyil, de ahí que solicitaran en aquella ocasión el transporte de personal para poder realizar el viaje.
No obstante, de que la respuesta de uno de los altos ejecutivos de la empresa, fuera afirmativa, al informarles que él, también iría. Después del tiempo que se dieron para organizar la excursión, el día esperado llegó, fue un domingo. El punto de reunión en avenida Chichén Itzá, donde se tenían una bodega; el personal empezó a llegar entre 5 o 6 de la mañana, para disponerse a salir, sin embargo, el operador del transporte, no quiso asumir el trabajo, porque ese día descansaba, -háganle como quieran– les comentó y bajó del autobús.
Fue en ese momento que don Camilo Araujo Cauich, asumió la responsabilidad conducir hasta el balneario, en tiempos cuando la carretera entre Cancún, Playa del Carmen y Tulum era tan solo de dos carriles, angosta, solitaria, que parecía perderse entre la exótica vegetación a ambos lados de la carpeta asfáltica.
Al cabo de manejar, cerca de dos horas y media, llegaron al Balneario de Chemuyil, y atrás varios vehículos particulares de ejecutivos de la empresa refresquera, cargadas de neveras repletas de carnes para asar, alimentos, refrescos incluso para combinar con alguna bebida etílica.
Con alegría disfrutaron durante el resto del día de las playas del Caribe Mexicano, hasta la hora de retornar a Cancún, por lo que, sin apenas haber probado bebida alguna, condujo con sobriedad el transporte y regresar todos a casa a disfrutar de sus familias, concluyó don Camilo Araujo Cauich.