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“La misión de los bautizados de dar testimonio de fe y la responsabilidad de los Obispos al anunciar la Buena Noticia”, los temas al centro de las homilías del Cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado Vaticano, en su reciente vista a México.

“Pidamos a nuestra Madre, Santa María de Guadalupe, que ha venido a nuestro encuentro en el Tepeyac para congregarnos como hermanos alrededor de Jesús, que la Iglesia que peregrina en México y en todo el mundo renueve su fe y logre dar el buen testimonio de Cristo, manifestando su amor misericordioso a todos los hombres”, lo dijo el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado Vaticano, en su homilía en la Santa Misa celebrada este domingo 20 de junio de 2021, en la Insigne y Nacional Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, en México.

La visita del Papa y el próximo Sínodo

En su homilía, el Cardenal Parolin recordó que, la última vez que estuvo en esta Basílica fue cuando acompañaba al Santo Padre Francisco en su inolvidable viaje a México, en febrero de 2016. “Hoy – afirmó el Purpurado – les traigo su cariñoso saludo y su bendición apostólica”. De esa visita, recordamos especialmente el largo tiempo que estuvo en oración silenciosa ante la imagen de la Santísima Virgen, en un diálogo intenso de hijo con la Madre, un hijo que se convirtió en Padre y Pastor universal y, por tanto, aún más necesitado de la ayuda y la intercesión de Aquella que llamamos Madre de la Iglesia y Reina de los Apóstoles. Por eso, queremos rezar especialmente por él, como él mismo pide cuando se dirige a los fieles, mientras hacemos nuestra su llamada para vivir un tiempo de gracia en toda la Iglesia, preparando y realizando el próximo Sínodo de los Obispos sobre el tema: “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”.

La tormenta de la pandemia que azota al mundo

Al comentar el Evangelio de este XII Domingo del Tiempo Ordinario, el Cardenal Parolin dijo que, “esa barca en medio de la tormenta es símbolo de tantas circunstancias que debemos experimentar de manera personal y social, en nuestras familias y en nuestras naciones, en nuestras comunidades y en toda la Iglesia”. No podemos dejar de pensar en lo que estamos viviendo en nuestros días a causa de la pandemia. Esta nueva realidad, que ha azotado al mundo entero, nos ha hecho sentir nuestra fragilidad humana, paralizando nuestras actividades, afectando nuestra salud y llenando de luto a muchas familias, ante la aparente ausencia de Dios. En medio de tantas pruebas, la Iglesia, como familia de familias, ha tratado de estar cerca, de acompañar, de orar, de interceder por tantas personas heridas profundamente no sólo en su cuerpo sino también en su espíritu.

Un futuro de reconciliación y de armonía

Estando aquí, ante la Emperatriz de las Américas, señaló el Cardenal Parolin, cómo no pensar también, al contemplar la barca sacudida por los vientos y las olas, en la situación que México, como muchos otros países latinoamericanos, vive desde hace muchos años: la desigualdad social, la pobreza, la violencia del crimen organizado, la división por causas políticas, sociales y hasta religiosas. “Un México que tiene necesidad de reconciliarse consigo mismo, de reencontrarse como hermanos, de perdonarse mutuamente, de unirse como sociedad superando la polarización. Un México que sepa mirar su historia para no olvidar la gran riqueza de sus raíces y la herencia en los valores que han forjado su identidad a lo largo de muchas generaciones. Como creyentes, podemos afirmar que el encuentro con Jesucristo ha sido y sigue siendo el don más valioso y trascendente para los pueblos y las culturas de esta Nación y del Continente Americano”.

Oración a María por el día del Padre

Para ello, necesitamos reavivar y profundizar nuestra fe. Necesitamos también nosotros aquella fe que nos pide Jesús en el Evangelio de hoy, contra todo desaliento, temor o desconcierto. Necesitamos la fe de María, la fe que la hace grande, bienaventurada, como la saludaba su prima Isabel. Al mismo tiempo, confiamos a la intercesión de la Santísima Virgen y de su esposo san José, de quien celebramos el Año jubilar, a todos los padres. Hoy, si no me equivoco, se celebra en México el Día del Padre. Sabemos qué delicada y compleja es su misión, una misión que hoy se ha vuelto más difícil. Los encomendamos a todos a Aquella que fue esposa y madre amorosa en la casa de Nazaret.

Ordenación del Nuncio en Papúa Nueva Guinea

Asimismo, el sábado 19 de junio, el Cardenal Pietro Parolin celebró la Santa Misa de ordenación episcopal de Monseñor Fermín Emilio Sosa Rodríguez, Nuncio Apostólico en Papúa Nueva Guinea, en el Santuario “Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción”, en Izamal, Yucatán. En su homilía, el secretario de Estado dijo que, Monseñor Fermín es un hijo de vuestra tierra y desde el año 2003 ha servido a la Santa Sede en las Nunciaturas de Papúa Nueva Guinea, Costa de Marfil, Burkina Faso, Estados Unidos de América, Canadá y Serbia. Ahora está aquí para recibir la ordenación episcopal y regresar, como Representante Pontificio, al mismo lugar de su primera misión. Profundamente arraigado en la Iglesia de Yucatán y en las tradiciones de su pueblo, el sí a la llamada del Señor lo ha conducido al servicio directo del Papa en cuatro continentes y hoy, nuevamente a su ciudad natal de Izamal, para esta gozosa celebración. Son las maravillas que obra el Señor, que suscitan en nosotros la alabanza y una profunda gratitud.

La misión de anunciar la Buena Noticia

La Palabra de Dios que hoy hemos proclamado – afirmó el Cardenal Parolin – nos habla de la misión: de la del Profeta Isaías, de la específica del apóstol Pedro e, indirectamente, de la misión de todos los bautizados, que han recibido la tarea de testimoniar su fe y de anunciar la Buena Noticia a todos, y de manera especial a los pobres, a los que están desanimados, a los prisioneros, a los últimos. Esta misión de los discípulos es posible en virtud de otra misión originaria, la de Dios Trinidad, que en Jesús revela la profundidad del amor divino y de su sabio proyecto de salvación para la humanidad. Por tanto, el Evangelio refuerza nuestra esperanza y nos invita a ser responsables. Dice a todos, y de manera especial a cada Obispo, que tengan confianza y valentía, invita a ser creativos, propositivos, emprendedores y, al mismo tiempo, enseña que lo esencial para lograr el éxito de un buen proyecto es mantener una constante y estrecha relación con el Señor. 

Embajador del Papa en Papúa Nueva Guinea

Tú, querido Mons. Fermín, has recibido además la misión de Nuncio Apostólico, que conlleva un modo peculiar de servir, porque este representa al Papa y a la Santa Sede ante las Iglesias y los Estados donde es enviado. Estás llamado a prestar tu servicio en Papúa Nueva Guinea, donde están instituidas 19 Circunscripciones eclesiásticas y donde cerca del 30% de la población es católica. Este es un país situado entre Asia y Oceanía, que posee abundantes recursos, y necesita una colaboración concreta entre los poderes civiles y las comunidades religiosas para una desarrollo integral y ordenado. Tendrás por ello la tarea de favorecer las buenas relaciones que la Iglesia mantiene con las Autoridades y las otras confesiones cristianas, en términos de igualdad, en el respeto mutuo y la colaboración a favor del bien común. Pero no hay que olvidar que el primer servicio que la comunidad eclesial puede y debe realizar es revitalizar la evangelización, para que se transforme el corazón del hombre, condición indispensable para todo progreso verdadero y duradero.

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