Konaté Hernández/PERIÓDICO SAGRADA FAMILIA
Cancún, Quintana Roo.– El tiempo pasa y la eternidad nos espera, trabajar para alcanzar la vida eterna, con la fe y la esperanza de ser peregrinos, mensajeros es lo importante, indicó Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, L. C., en la Catedral de la Santa Cruz y Santísima Trinidad en Cancún.
Que quien vea a un cristiano que trabaja, que espera, por la eternidad, sea para acercarse a recibir el mensaje y conocer que el tiempo pasa, pero la eternidad nos espera, precisó.
La invitación del Papa Francisco para este 2025, es a ser Peregrinos de la Esperanza. El contenido es más profundo de lo que parece, porque se trata de creer, esperar y trabajar por la vida eterna, de entender que la vida no se acaba con la muerte, sino que solo se transforma.
Continuó que, el gran reto afrontado por la Iglesia Universal, es la sinodalidad, es decir lograr que el laicado, participe de la misión evangelizadora, se sientan protagonistas, sujetos, no objetos de evangelización, que asuman su responsabilidad en comunión con los miembros de la Iglesia, ser discípulos, apóstoles, misioneros que lleven la Palabra de Dios a todos los rincones, a las periferias existenciales, al margen, a los alejados, enojados, indiferentes, los que no creen, dudan o tienen algo contra Dios o la Iglesia. Es acercar a los alejados, necesitados, hacerles llegar el mensaje del amor de Dios, a pesar de la complicada y difícil situación en la que muchos viven.
En cuanto al reto de la Iglesia Particular en la Diócesis Cancún Chetumal, es poner en práctica el Plan Pastoral, los Decretos que son la guía, orientación para seguir por el camino, de implementación de la labor pastoral, actualizada, renovada, revitalizada que ayude a crecer en la fe y ser de esta forma testigos de la fe, la esperanza y la caridad.
Sin embargo explicó que, al vivir en un destino turístico de clase mundial, donde llega gente de todas partes a descansar, a veces no tan sanamente, con influencia mundana, de alguna manera repercute en la población. La tarea es unir a las personas que llegan de todas partes del país y del mundo, para avanzar en una misma dirección, participar en la misión de la Iglesia, no es tarea fácil, por lo que el Espíritu Santo, está para fortalecernos, ayudarnos a vencer los obstáculos del paganismo, de las creencias “egocéntrica, egolátrica”.
Por otra parte, el mundo sufre por la guerra lo que repercute al destino, al influir en la tendencia, de creerse o sentirse cada quien “dios”, con su religión y caen en la “egolatría”, y argumentan -ya no necesito de una religión u orientación porque, yo sé lo que creo, me cargo de energía, voy a donde está la buena vibra, y tengo mis ideas, creencias, supersticiones– , y esto es muy peligroso, explicó.
El reto es descubrir, la verdadera religión, el camino, la identidad, los verdaderos valores que debemos seguir, que ayuden a no caer en valores ficticios de oropel, brillo, como esos oasis que son espejismos, a los uno se mete y no hay nada, porque desaparecen, que no era un lago, ni un oasis, porque era un espejismo.
Desgraciadamente muchos jóvenes se dejan llevar por esos espejismos, de la falsa alegría, paz, fiesta, felicidad, amor falso, verdades a medias, que no son verdad, sino son solo espejismos de un falso éxito, que afecta a muchos que terminan decepcionados, con angustia, ansiedad, depresión, estrés, y tantas patologías que aparecen al dejarse deslumbrar por la mentira del espejismo de no encontrar nada y viene una gran decepción, un gran vacío existencial, concluyó Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, L. C.