13 de Noviembre
Martirologio Romano: En la basílica de San Pedro, de Roma, san Nicolás I, papa, que sobresalió por su energía apostólica al reafirmar la autoridad del Romano Pontífice en toda la Iglesia († 867).
Nació en Roma, en fecha desconocida; falleció el 13 de Noviembre del 867. Fue uno de los grandes papas de la Edad Media, con una influencia decisiva sobre el desarrollo histórico del papado y su posición entre las naciones Cristianas de Europa Occidental. Provenía de una familia distinguida, siendo hijo del Defensor Teodoro, y contó con una excelente base académica. Ya notable por su religiosidad, benevolencia, capacidad, conocimientos y elocuencia, él ingresó, a muy temprana edad, al servicio de la Iglesia, siendo nombrado subdiácono por el Papa Sergio II (844-47), y diácono por León IV (847-55). A la muerte de Benedicto (el 7 de Abril del 858) el Emperador Luis II, quien se hallaba en las cercanías de Roma, ingresó a la ciudad para influir en la elección. El 24 de Abril, Nicolás fue elegido papa, y el mismo día fue consagrado y entronizado en San Pedro, en presencia del emperador. Tres días más tarde, él ofreció un banquete de despedida al emperador y después, acompañado por los nobles romanos, fue a visitarlo a su campamento frente a la ciudad, ocasión en la que el emperador dio el encuentro al papa y condujo su caballo durante un trecho.
En ese entonces, el Cristianismo estaba en un estado de grave decaimiento. El imperio de Carlomagno había quedado deshecho, el territorio Cristiano estaba amenazado desde el norte y el este, y el Cristianismo parecía al borde de la anarquía. La moralidad Cristiana era despreciada; muchos obispos eran mundanos e indignos de su cargo. Había el peligro de una declinación universal de la civilización superior. El Papa Nicolás apareció como un representante consciente de la Supremacía Romana en la Iglesia. Él tenía un elevado concepto de su misión para la reivindicación de la moral cristiana, la defensa de la ley de Dios contra los poderosos obispos.
El Arzobispo Juan de Rávena oprimía a los habitantes del territorio papal, trataba con violencia a sus obispos diocesanos, les exigía dinero injustamente, y encarcelaba ilegalmente a los sacerdotes. También falsificaba documentos para sustentar sus reclamos ante la Sede Romana y maltrataba a los delegados papales. Dado que las advertencias del Papa no daban resultados, y que el arzobispo ignoraba tres veces los llamados para que se presentara ante el tribunal papal, fue excomulgado. Habiendo primero visitado al Emperador Luis en Pavia, el Arzobispo regresó a Roma, con dos delegados imperiales, donde Nicolás lo citó ante el Sínodo Romano reunido en el otoño de 860. Ante esto, Juan huyó de Roma. El Papa fue en persona a Rávena, donde investigó y normó con justicia todo lo que era necesario. Al apelar nuevamente ante el emperador, éste recomendó al arzobispo que se sometiera al papa, lo que hizo en el Sínodo Romano de Noviembre del 861. Sin embargo, posteriormente, este arzobispo pactó con los arzobispos excomulgados de Trier y Cologne, por lo que nuevamente fue excomulgado, y nuevamente forzado a someterse al papa.
Otro conflicto se produjo entre Nicolás y el Arzobispo Hincmar de Reims: esto tenía que ver con las prerrogativas del papado. El Obispo Rothad de Soissons había apelado ante el papa contra la decisión del Sínodo de Soissons, del año 861, que lo había depuesto; Hincmar se opuso a la apelación ante el papa, pero eventualmente tuvo que reconocer el derecho del papa de tomar conocimiento de causas legales importantes (causæ majores) y opinar sobre ellas. Otra disputa se produjo entre Hincmar y el papa, por la elevación del clérigo Wulfad a la Sede Arzobispal de Bourges, pero también aquí Hincmar finalmente se sometió a los decretos de la Sede Apostólica y los Sínodos Francos emitieron las ordenanzas correspondientes.
Nicolás demostró igual celo en otros esfuerzos para mantener la disciplina eclesiástica, sobre todo en lo referente a las leyes sobre el matrimonio. Ingiltrud, esposa del Conde Boso, había dejado a su esposo para irse con su amante; Nicolás ordenó a los obispos en los dominios de Charles the Bold, excomulgarla a menos que regresara con su esposo. Ya que ella ignoró las citaciones para presentarse ante el Sínodo de Milán en el año 860, fue excomulgada. El papa también se vio envuelto en una desesperada lucha acerca de la inviolabilidad del matrimonio, con Lothair II de Lorraine. Lothair había dejado a Theutberga, su legítima esposa, para casarse con Waldrada. En el Sínodo de Aachen, el 28 de Abril del 862, los obispos de Lorraine, sin importarles sus funciones, aprobaron esta unión ilícita. En el Sínodo de Metz, en Junio de 863, los delegados papales, sobornados por el rey, confirmaron la decisión de Aachen, y condenaron a Theutberga en ausencia. Ante esto, el papa llevó este asunto ante su propio tribunal. Los dos arzobispos, Günther de Cologne y Thietgaud de Trier, que habían llegado a Roma como delegados, fueron llamados a presentarse ante el Lateran Synod de Octubre de 863, donde el papa los condenó y destituyó, al igual que a Juan de Rávena y Hagano de Bergamo. El Emperador Luis II hizo suya la causa de los obispos destituidos, en tanto que el Rey Lothair avanzó sobre Roma con su ejército y puso a la ciudad bajo sitio, debido a lo cual el papa se vio confinado y sin alimentos, durante dos días, en San Pedro. No obstante, Nicolás no cedió en su determinación; el emperador, luego de reconciliarse con el papa, se retiró de Roma y ordenó a los Arzobispos de Trier y Cologne que regresaran a sus lugares de origen. Nicolás nunca dejó de intentar que se reconciliaran Lothair y su esposa legítima, pero sin lograrlo. Otro caso matrimonial en el que intercedió Nicolás fue el de Judith, hija de Charles the Bold, quien se había casado con Baldwin, Conde de Flanders, sin el consentimiento de su padre. Los obispos Francos habían excomulgado a Judith, y Hincmar de Reims estaba en contra de ella, pero Nicolás les pidió ser indulgentes, para proteger la libertad de matrimonio. Él, en muchos otros asuntos eclesiásticos, también emitió cartas y decisiones y tomó medidas contra los obispos que incumplían sus funciones.
En el tema del emperador y los patriarcas de Constantinopla, Nicolás se mostró como el líder de la Iglesia por designación Divina. En violación de la ley eclesiástica, el Patriarca Ignatius fue destituido en 857, ascendiendo ilegalmente Photius a la sede patriarcal. En una carta dirigida (8 de Mayo de 862) a los patriarcas del Oriente, Nicolás les invocó a ellos y a todos sus obispos, a desconocer a Photius, y en un Sínodo Romano de Abril de 863, él excomulgó a Photius. Él también alentó la actividad misionera de la Iglesia. Él aprobó la unión de las sedes de Bremen y Hamburgo, y confirmó a San Anschar, Arzobispo de Bremen, y sus sucesores como delegados papales ante Daneses, Suecos, y Eslavos. Bulgaria, habiendo sido convertida por los misioneros Griegos, su gobernante, el Príncipe Boris, en Agosto de 863, envió una comunicación al papa con ciento seis preguntas acerca de las enseñanzas y la disciplina de la Iglesia. Nicolás respondió exhaustivamente dichas preguntas en la célebre «Responsa Nicolai ad consulta Bulgarorum» (Mansi, «Coll. Conc.», XV, 401 sqq.). La carta muestra cuán fuerte era el deseo de él para fomentar los principios de una earnest vida Cristiana en este pueblo recién convertido. Al mismo tiempo, él envió una embajada el Príncipe Boris, con el encargo de aplicar sus esfuerzos personales para lograr el objetivo del papa. No obstante ello, finalmente Boris se afilió a la Iglesia Oriental.
En Roma, Nicolás reconstruyó y dotó de fondos a diversas iglesias y permanentemente buscó promover la vida religiosa. Su propia vida estaba guiada por un espíritu de gran ascetismo y profunda religiosidad Cristiana. Los ciudadanos de Roma le profesaban una gran estimación, como lo era por sus contemporáneos en general (cf. Regino, «Chronicon», ad an. 868, in «Mon. Germ. Hist.» Script.», I, 579), y se le consideró como un santo al morir. Un tema de gran discusión y que es importante para juzgar la posición de este papa, es si él utilizó los forged pseudo-Isidorian papal decretals. Luego de una exhaustiva investigación, Schrörs ha concluido que el papa nunca tuvo conocimiento de la colección pseudo-Isidorian en toda su extensión, ni empleó alguna de sus partes; que tal vez él había tenido un conocimiento general de los false decretals, pero no fundamentó en ellos su visión de la ley, y que su conocimiento de ellos se debía únicamente a documentos que le llegaron del Imperio Franco [Schrörs, «Papst Nikolaus I. und Pseudo-Isidor» in «Historisches Jahrbuch», XXV (1904), 1 sqq.; Idem, «Die pseudoisidorische ‘Exceptio spolii’ bei Papst Nikolaus I» in «Historisches Jahrbuch», XXVI (1905), 275 sqq.]
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