Por Gabriel Arturo Ocaña Amador

Tras las devastadoras inundaciones en Valencia, España, la iglesia católica se transformó con rapidez en refugios y centros de ayuda. 

En cuestión de horas, una fuerza dedicada de poco más de 15 mil voluntarios católicos, incluidos seminaristas, religiosos, sacerdotes, incluso el arzobispo, se movilizaron para ayudar a los afectados por el desastre.

Esta notable muestra de compasión y dedicación ejemplifica la misión de la Iglesia de servir en tiempos de crisis. Que este ejemplo inspirador motive a otros a aceptar el llamado a ayudar.

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