Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
CON NUEVA FUERZA
Por mi cumpleaños, unos amigos me regalaron una planta muy original. En el tiempo de floración, le nace una preciosa palma de color rosa, de la que brotan después flores moradas.
El espectáculo de la floración me dejó fascinada. Tanto que, a pesar de que leí que era importante cortar la palma cuando se vuelve verde… no me atrevía a hacerlo. ¡Había sido tan bonita! Además estaba verde… si se hubiera secado… ¿por qué cortarla?
Hasta que, el otro día, leí otra explicación, mucho más detallada, en que señalaban que la palma “chupa” gran parte de la savia de la planta, así que, si no se corta, ¡impide que pueda echar hojas nuevas y termina muriendo!
Imagina lo rápida que fui a por las tijeras…
Al instante me vino a la cabeza aquella frase que nos dice el Señor cuando nos habla de los cuidados del Padre: “A todo sarmiento mío que da fruto lo poda, para que dé más fruto” (Jn 15, 2).
En efecto: en este caminar que nos regala el Señor, podemos vivir una comunión preciosa, dar fruto… pero siempre es importante ir “ajustando” la dirección para no desviarse. Tal vez lo que ayer fue una flor bellísima hoy se haya convertido en una palma que “chupa” nuestra savia.
A veces el Señor nos invita a cortar esas ramas, a cambiar una costumbre, a reservar un tiempo para otra tarea… Puede resultar difícil, pero sabemos que, de la mano del Resucitado, será una bendición… y florecerá en primavera.
Hoy el reto del amor es preguntarle al Señor si hay algo que “podar” de tu día. Tal vez tengas que renunciar a algo tuyo por ayudar a otro, quizá tengas que ceder en una opinión… Puede ser difícil renunciar a nuestra “palma”, esa que parecía tan bonita, pero podemos abrazar estos “cortes” desde la esperanza: ¡harán que tu planta florezca con fuerza renovada!
VIVE DE CRISTO