Por Silvia del Valle.

Con el regreso de nuestros hijos a clases tenemos la oportunidad de conocerlos un poco más, de darnos cuenta cuáles son las necesidades de cada uno de ellos y para ello podemos hacernos las siguientes preguntas: ¿A nuestro hijo le cuesta trabajo poner atención en la escuela? ¿Se queja de dolores de estómago, cabeza o pone cualquier pretexto para no ir a la escuela? ¿Qué clase de palabras utiliza más el profesor cuando habla de nuestro hijo: problemas, necesidades, dificultades o incapacidad?

Seguro es que nuestro hijo no entra dentro del estándar de los niños que son buenos para la escuela. Y por lo mismo no quiere ir a la escuela, así que hará todo para lograrlo.

Y esto no es malo, simplemente es que nuestro hijo tiene capacidades y habilidades diferentes. Como papás necesitamos encontrar cuales son para por ahí impulsar su aprendizaje y educación.

A principios de los años ochenta el psicólogo estadounidense Howard Gardner propuso una teoría que revolucionó la educación a nivel mundial: la teoría de las inteligencias múltiples.

Esta es una propuesta del campo de la psicología cognitiva que rechaza el concepto tradicional de inteligencia y los métodos para medirla.
Para Gardner, la inteligencia es una expresión plural. De ahí el nombre de su propuesta: las inteligencias múltiples. Es decir, la diversidad de las capacidades humanas.

Existen 8 inteligencias bien definidas que debemos conocer.

  1. La inteligencia lingüística: hábil con las palabras. El Niño es capaz de utilizar las palabras efectivamente. Es la inteligencia del orador, del comediante, del locutor o comentarista de radio o del político.
  2. La inteligencia lógica-matemática: hábil para los números. El niño es capaz de utilizar los números, puede basarse en la lógica para razonar. Es la inteligencia de los científicos, los contadores o actuarios.
  3. La inteligencia espacial: hábil para los espacios. El niño es capaz de visualizar imágenes mentalmente y de crearlas ya sea bi o tridimensional. Es la inteligencia del escultor o artista, el inventor o el decorador.
  4. La inteligencia corporal/kinestésica: ágil con el cuerpo. El niño es capaz de controlar y expresarse con el cuerpo. Es la inteligencia de todo el cuerpo, por lo mismo es la inteligencia de los atletas, bailarines, actores, maquinistas, costureras, carpinteros o mecánicos.
  5. La inteligencia musical: hábil para la música. El niño es capaz de llevar el ritmo, sacar melodías, inventar canciones. Es la inteligencia de los compositores, músicos y cantantes.
  6. La inteligencia interpersonal: hábil para relacionarse. El niño es capaz de entender y trabajar con otras personas, hacer amigos en cualquier lado. Es la inteligencia de las relaciones humanas.
  7. La inteligencia intrapersonal: hábil para conocerse a sí mismo y pensar solo. El niño es capaz de saber para qué es bueno y para qué no, puede reflexionar sobre las metas de la vida y tener fe en sí mismo. Es la inteligencia de los empresarios, consultores y motivadores.
  8. La inteligencia naturalista: amante de la naturaleza. El Niño es capaz de sembrar un jardín, de cuidar la mascota o hacer campañas de apoyo a la naturaleza. Es la inteligencia de los ecologistas, veterinarios o agricultores.

Todos tenemos las ocho inteligencias, pero alguna o algunas predominan en cada uno de forma diferente. Y es importante tener esto en cuenta para la educación de nuestros hijos.

Aquí están 5 tips para lograr identificar cuáles son las inteligencias predominantes en nuestros hijos y ayudar a desarrollarlas.

PRIMERO. INVESTIGA SOBRE EL TEMA.
Este tema es muy amplio por lo mismo es necesario profundizar sobre el tema.
Existen materiales didácticos y muy fáciles de entender. Si no tenemos claros los conceptos no lo podemos transmitir a nuestros hijos adecuadamente.

Yo hice tarjetas didácticas de cada una de las inteligencias y además le puse ejemplos y dibujos. Además, le puse diferentes colores para identificarlas pronto.

SEGUNDO. OBSERVA A TUS HIJOS.
Esto es muy importante porque si no conocemos a nuestros hijos no podemos identificar sus habilidades y carencias.

Para observarlos no necesitamos mucho tiempo, si trabajamos no debemos preocuparnos, con 10 minutos al día es suficiente. Debemos observar lo que hace y también lo que deja de hacer. Lo que le gusta y lo que le desagrada.

Además sería bueno anotar nuestras observaciones en un cuaderno, tipo diario, para que podamos hacer observaciones y adecuaciones. Podemos ayudarnos de los colores y de marcas para hacer más fácil su uso.

TERCERO. IDENTIFICA EL PERFIL DE CADA HIJO
Para poder ayudar a nuestros hijos, es necesario saber qué inteligencias tiene más desarrolladas y cuáles menos y sobre eso trazar el perfil de acuerdo a las combinaciones que podamos encontrar.

Por ejemplo: aunque todos mis hijos tienen muy desarrollada la inteligencia corporal/kinestésica uno tiene también desarrollada la espacial, otro la musical y otro la lógica-matemática, por lo mismo tengo tres personalidades muy diferentes y que tienen necesidades específicas además de las comunes, como hacer deporte.

CUARTO. ARMA UNA ESTRATEGIA PERSONALIZADA.
Una vez conociendo sus puntos fuertes y los débiles podemos ver como los vamos a apoyar.

Debemos construir sobre las fortalezas y trabajar para desarrollar las inteligencias que tienen más atrasadas. Una mesa no puede tener las patas mochas porque entonces al recargarnos las cosas que están sobre ella se pueden caer. Por eso es muy importante apuntalar todas por igual.

Y QUINTO. APOYA A TUS HIJOS PARA DESARROLLAR LO QUE MENOS TIENEN.
Es tan importante que debemos dedicarle tiempo para poder pulir los defectos de nuestros hijos con la conciencia de que siempre es tiempo para perfeccionar sus capacidades en busca de una mejor calidad humana.

No digo que esto sea fácil, por el contrario, nos va a traer dolores de cabeza porque va a implicar esfuerzo. Las cosas que valen la pena cuestan.

Podemos apoyarlos metiéndolos a clases de música, dibujo, deportes, robótica, etc. así´ desarrollarán mejor sus capacidades y en casa debemos buscar juguetes y aplicaciones que fomenten su desarrollo.

Si el aprendizaje llega por todos los sentidos es mejor. Nosotros debemos ser pacientes para trabajar las habilidades que más trabajo les cuestan. Y sobre todo debemos hacer todo con una carga fuerte de amor. Esa es la clave del éxito de la educación de nuestros hijos.

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