Buenos días, hoy Matilde nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
UN CORAZÓN DE NIÑO
“Meditaba yo, en estos días, para entenderlo, pero me resultaba muy difícil hasta que entré en el Misterio de Dios y comprendí”
Y, ¿qué es lo que atraía mi atención y también mi oración?: el por qué “los pequeños”, los que no cuentan, tienen abiertas las puertas del Cielo: “si no os hacéis, (sois) como niños, no entraréis en el Reino de Dios”.
Sabemos que, la puerta del Cielo es estrecha. Así lo dijo Jesús y así hay que escucharlo cuando lo predicaba a las multitudes. Jesús, era muy claro al presentar a los hombres la forma en que el Padre le propuso cómo iba a redimirnos del pecado y de la muerte. Pensamos que, ya en tiempo de Jesús, veían sus contemporáneos que lo que Él decía, era “un hablar nuevo”, no como lo que hablaban “los santones” de su tiempo: los escribas y los fariseos.
Pero volvamos a “los niños”. Por una puerta estrecha, caben los niños, no están crecidos en nada sino es en la inocencia. Ya Nicodemo le planteó a Jesús el enigma de “nacer de nuevo”. Se trata de, aceptar el Reino de Dios, es decir, a Jesús, como un niño: sin prejuicios, sin condiciones, sin exigencias, sin doblez. Es abrirse a Jesús con la inocencia y la belleza de un niño que, no aparta su fe con complicadas especulaciones, sino que, a manos llenas, es capaz de abrazar a todo Jesús, en lo que le gusta de su Palabra y en lo que no entiende de Él…
¡Después de todo, “este programa”, está claro que es obra exclusiva del Espíritu Santo!
Él, quiere que pidamos cosas concretas de la Palabra de Jesús: “¿Cómo no daré Espíritu Santo a los que me lo pida?” ¡Es imposible que niegue en dar lo que, tan amorosamente nos ha prometido!
Hoy, el reto del amor es, pedir al Espíritu Santo un corazón de niño que, pueda entrar y salir, con sencillez y gozo, en los Misterios de Dios y, así, ser feliz en Él.
VIVE DE CRISTO}