Por Gabriel Arturo Ocaña Amador
En un mundo que presume de ser tolerante e inclusivo, los cristianos enfrentan una persecución silenciosa y normalizada.
No es la violencia explícita que se vive en países del Medio Oriente o África, sino una hostilidad disfrazada de «progresismo» y «arte» en Occidente.
Medios de comunicación, redes sociales y producciones «artísticas» ridiculizan constantemente la imagen de Jesucristo, la figura más sagrada para millones de personas en el mundo, así como tradiciones, vida religiosa y objetos sagrados. Todo bajo el pretexto de la «libertad de expresión» mientras que con otras religiones e ideologías aplican reglas completamente diferentes.
Por qué ridiculizar a los cristianos se considera «crítica legítima», mientras que criticar otras creencias es considerado intolerancia o discurso de odio.
Porqué la blasfemia contra el cristianismo se disfraza de arte o crítica constructiva, ignorando el dolor que causa a millones de creyentes.
Lo que ocurre no es libertad de expresión, es CRISTIANOFOBIA.
Que se respete la imagen de Jesucristo en los medios, arte y cultura. Que se condenen públicamente las expresiones de odio hacia el cristianismo.
Que se aplique la misma vara de respeto que se pide para otras religiones y creencias.
Algunos ejemplos de cristianofobia en México:
1).— La marcha LGBTTTIQ+ donde se hizo un performance de la crucifixión de Jesús; 2).— La exposición de Fabián Chairéz en la Antigua Academia de San Carlos
3).— Las constantes burlas y ofensas en videos de comedia o incluso en promociones para establecimientos de comida o de otra índole. 4).— La mercancía donde se pone la imagen de Cristo y se sustituye su rostro por el de algún artista.
¡Basta de cristianofobia disfrazada de progresismo!
Firma nuestra petición para exigir respeto hacia nuestra fe
https://activate.org.mx/activacion/alto-a-la-cristianofobia