Redacción/PERIÓDICO SAGRADA FAMILIA 

A una década de la publicación de Laudato Si’, la encíclica profética del Papa Francisco sobre el cuidado de la Casa Común, el balance es tan lúcido como doloroso. Así lo expresa el editorial firmado por Mauricio López Oropeza, vicepresidente laico de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (Ceama) y rector fundador del Programa Universitario Amazónico (PUAM), quien sostiene: “Hoy, con dolor, debemos reconocerlo: como humanidad, hemos fallado”.

El documento, titulado Laudato Si’, diez años después: un clamor ignorado y la esperanza que resiste, resulta un juicio pastoral y espiritual que interpela las conciencias, denuncia los fracasos estructurales, y a la vez, ilumina los caminos posibles que han emergido desde la conversión territorial, comunitaria y eclesial.

Laudato Si’, un grito ignorado

“Laudato Si’ no fue una simple encíclica, sino una hoja de ruta”, recuerda López. Un llamado urgente a la “conversión ecológica integral”, que implica “un cambio radical de la vida propia y cotidiana, del alma, de las estructuras y de los estilos de vida dominantes”. Sin embargo, diez años después, la humanidad sigue recorriendo un camino de destrucción: “aumento imparable de las temperaturas, colapso de ecosistemas vitales, extinción masiva de especies, migraciones forzadas, guerras por el agua, por los minerales, por la vida misma”.

La Amazonía, símbolo del drama global, “sangra”. Sus pueblos originarios son criminalizados por defender la selva, mientras las transiciones “verdes” perpetúan el mismo modelo extractivista: “Lo llaman progreso, pero sigue siendo colonización, y es, cada vez más, devastación”.

López denuncia además una peligrosa banalización de la encíclica: “se ha traicionado el espíritu de Laudato Si’. En tantos espacios, se la ha reducido a discursos ambientales coyunturales… Pareciera que se ha pretendido domesticar el fuego profético con el que fue escrita”.

COVID19: oportunidad perdida, conversión fallida

El editorial también repasa el contexto del COVID-19, que irrumpió como una grieta que expuso las fragilidades globales.

El Papa Francisco, bajo la lluvia en una Plaza San Pedro vacía, expresó entonces: “¿Por qué tienen miedo? ¿Aún no tienen fe?”, recordando al mundo que “nadie se salva solo”. Pero, según López, “esa barca volvió a dividirse y quizás peor que antes… No supimos convertirnos”.

“La pandemia fue una oportunidad única para cambiarlo todo (…) Pero no quisimos escuchar. Hicimos de ese tiempo un paréntesis, no un parteaguas”. En ese tiempo de muerte y dolor, “perdimos un Kairós”, y lo más grave, se trató de una pérdida no solo sanitaria, sino también “existencial y espiritual”.

Signos de luz en el territorio

Pese a este panorama, el Espíritu ha suscitado brotes de esperanza. Entre ellos resalta la creación de la Repam y, posteriormente, la Ceama. “La Repam nació como una respuesta al grito de los pueblos amazónicos… y en cierto modo ayudó a concebir al Sínodo para la Amazonía”. Ese proceso derivó en una experiencia inédita de escucha eclesial y en la creación de la Ceama como su continuidad institucional: “una Iglesia con rostro amazónico, en salida, sinodal, profética y encarnada”.

También se menciona al PUAM (Programa Universitario Amazónico) como “un signo claro de conversión estructural en construcción”.

Lejos de la academia convencional, PUAM tiene el fin de comprender el territorio como sujeto de transformación, formar liderazgos comunitarios y promover “una espiritualidad crítica e integral”. Para López, representa “una alternativa concreta frente al modelo dominante de educación que reproduce sistemas de colonización”.

La esperanza es decisión radical

La conclusión del editorial es un llamado urgente al cambio profundo: “Convertirnos o perecer”. Ya no hay espacio para discursos cómodos ni para el lamento estéril. “La esperanza, en este tiempo, no es un adorno espiritual ni una consigna romántica. Es una toma de posición radical”.

Convertirse, escribe López, “no es cambiar de opinión. Es cambiar de lógica, de mirada, de corazón”. Implica permitir que el clamor de la Tierra y el dolor de los cuerpos “nos toquen y nos conmuevan y muevan, para desinstalarnos y reorientar nuestra vida personal, institucional y colectiva”.

Frente a una década que ha sido “una prueba de fuego”, Mauricio López insiste: “Podemos seguir como hasta ahora, y posiblemente condenar a las próximas generaciones a perecer, o podemos, finalmente, dar un salto hacia una civilización del cuidado”.

La historia, asegura, “nos da una oportunidad más, y es ahora. El clamor de la Tierra y el grito de los pueblos no pueden seguir esperando. Laudato Si’ sigue siendo la brújula, pero sólo servirá si nos atrevemos a caminar por los nuevos caminos que nos señala”.

https://adn.celam.org/convertirnos-o-perecer-mauricio-lopez-interpela-a-una-decision-radical-por-el-cuidado-de-la-vida-a-diez-anos-de-laudato-si

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