Hola, buenos días, hoy Leti nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
UN SOLO CORAZÓN
Estos días hemos estado reunidas 21 comunidades, representadas por las respectivas Madres Prioras y una delegada de cada monasterio, presididas por una presidenta federal de nuestra Orden y un dominico asistente canónico, en Asamblea Federal.
En total éramos 42 hermanas de distintas procedencias, países y culturas. Pero ha sido impresionante ver cómo lo que nos unía era un mismo espíritu. Miraba a las hermanas y veía en ellas un gran deseo de seguir a Cristo en las huellas de nuestro fundador, santo Domingo.
Es verdad que en estas reuniones no faltan las preocupaciones, y hemos podido dialogar mucho para buscar nuevas soluciones. Sin embargo, las preocupaciones se veían como oportunidades para aprender.
En ningún momento oí decir: “esto no tiene solución”; todo tenía una salida.
En los momentos de descanso, me acercaba a la capilla a estar un poco con el Señor, y siempre me encontraba con hermanas que, sin duda, hacían lo mismo: presentarle al Señor lo que estábamos tratando.
Allí, con Él, le pedíamos luz para discernir cuál era Su voluntad y lo mejor para todas.
A Jesús lo vemos en el Evangelio cómo se reúne con Sus discípulos para instruirlos.
Ellos le preguntan, dialogan con Él cuando no entienden algo.
Y Jesús los mira con cariño y, una y otra vez, los instruye.
Pero cuando termina, se retira a orar con Su Padre.
Tenía esos momentos de intimidad orante donde lo encontraba todo.
También vemos a los discípulos intentando dialogar entre ellos. Sin embargo, es Jesús quien consigue comunión y unidad entre ellos.
Esto es lo que hemos vivido estos días: Jesús es quien nos ha regalado esta comunión, esta unión para tener un solo corazón entre todas.
Porque sin Él en el centro, esto no es posible.
Hoy, el reto del amor es poner a Jesús en medio de esa relación que das por perdida o en esa conversación que hoy vas a tener y sabes que será difícil.
Deja que Jesús entre y sea Él quien os una.
VIVE DE CRISTO