Desde las periferias del norte peruano hasta el Vaticano, el nuevo Papa León XIV encarna una Iglesia cercana, sinodal y comprometida con los más pobres. Forjado en casi cuatro décadas de misión en el Perú, su elección marca una continuidad esperanzadora con el legado de Francisco y una renovación pastoral con acento latinoamericano.
El arzobispado de Lima ha publicado un video reportaje de su enviado al Vaticano para cubrir el funeral del Papa Francisco, el Cónclave para la elección del nuevo papa y la misa de inicio Pontificado del Papa León XIV.
El video reportaje narra la historia y el impacto pastoral del nuevo Papa, León XIV, anteriormente conocido como Robert Prevost. De origen estadounidense, su vida y ministerio estuvieron profundamente marcados por su labor misionera en el Perú, específicamente en Chulucanas, una de las regiones más empobrecidas del país. Allí, durante casi cuatro décadas, Robert Prevost cultivó una fuerte sensibilidad hacia los más pobres y marginados, adoptando plenamente la opción preferencial por ellos que caracteriza a la Iglesia latinoamericana.
El reportaje destaca cómo este trasfondo forjó su carácter sinodal, inclusivo y fraterno, guiado por los principios del Evangelio. La cercanía de Prevost con el pueblo peruano y su labor pastoral desde la periferia lo conectan con la línea pastoral del Papa Francisco, a quien León XIV reconoce como una figura clave en su camino espiritual y eclesial.
Desde su elección, León XIV ha dado señales claras de su visión pontificia: su saludo al pueblo chiclayano, su disposición a mediar en conflictos internacionales, y su compromiso con una Iglesia humilde y en salida. En el marco de un Año Jubilar, el nuevo pontífice se presenta como un líder esperanzador que revaloriza la espiritualidad, la justicia social y la participación de todos los fieles en la vida eclesial.
El artículo del Arzobispado concluye con las palabras del Cardenal Carlos Castillo, quien resalta que la elección de León XIV responde a una inspiración compartida con el pontificado de Francisco, y representa un retorno al sentido profundo, espiritual y social de la fe cristiana.