Por Denisse Angélica Gallegos Chapol (socióloga de la familia)
Recientemente la hermana Elisa Bonilla inició la petición que dirigió a la persona que preside el Senado y a las Comisiones de Salud y Derechos Humanos – 2025/05/12
Nos están usando. A las mujeres. A las familias. Un México.
Una investigación del Daily Mail reveló algo aterrador: una empresa británica está operando impunemente en nuestro país, usando a mujeres mexicanas pobres como si fueran incubadoras humanas.
No es exageración. Es real
Mujeres en situación desesperada, con deudas o sin cómo alimentar a sus hijos, son reclutadas con promesas de dinero. Las llevan a casas controladas. Les imponen reglas. Vigilan sus cuerpos.
Y cuando dan a luz… sus bebés son arrebatados y entregados—vendidos—a extranjeros ricos que jamás conocerán su historia.
¿Puedes imaginarlo? ¿Tu hermana? ¿Tu prima? ¿Tu vecina? Esto está pasando aquí. En nuestras narices. Y lo están llamando “subrogación altruista”. No lo es.
Es explotación reproductiva. Es trata de personas con contrato y letra pequeña. Es esclavitud moderna.
Y se atreven a hacerlo aquí porque saben que nuestras mujeres no encuentran otras opciones para salir adelante, y nuestras leyes no las protegen.
¿Hasta cuándo vamos a tolerar que traten a las mujeres mexicanas como un simple producto mercantil?, Este negocio cruel: Viola la dignidad de nuestras mujeres.
Arrebata a los niños el derecho a una familia de verdad. Y pisotea la soberanía de México. Esto no es ciencia ficción. No es un escándalo lejano. Es una herida abierta en nuestro país.
Firma esta petición ahora. Exígele al presidente del Senado ya las Comisiones de Salud y Derechos Humanos que detengan esta barbarie.
Porque esto no es ayudar a formar familias. Es comprar bebes. Es usar el cuerpo de una mujer como instrumento, y luego desecharla.
Y no, estas mujeres no están eligiendo libremente. Están atrapadas. A veces sin saberlo, a veces con miedo, pero siempre en desventaja. No hay libertad donde hay necesidad.
Cada día que pasa, estas empresas crecen. Y con cada bebé vendido, con cada mujer utilizada, nos arrancan un pedazo del alma de México.
Pero todavía hay esperanza. Solo si actuamos. Solo si decimos BASTA. Firma. Comparte. No te quedes callado.
Que nunca tengamos que explicarle a nuestros hijos por qué no hicimos nada cuando convirtió la vida humana en mercancía.
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