Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
HOY HABRÁ MILAGROS
Se dice que, cuando tienes que explicar algo a otra persona, es cuando más consciente te haces de ello o cuando más lo haces tuyo.
Esta misma experiencia la vivimos ayer, cuando, al recibir a un grupo de jóvenes que vino a visitarnos, uno de ellos nos preguntó si habíamos visto milagros. Fue una pregunta muy buena, que nunca nos habían hecho con esas palabras.
Comenzamos a compartir con ellos algunos de esos milagros que hemos visto y que realmente son impresionantes. Pero enseguida fuimos a lo esencial de la cuestión. Suelen parecernos más asombrosos los grandes milagros, las curaciones y cosas muy extraordinarias; sin embargo, todos los días el Señor hace milagros en la vida de cada uno de nosotros. Todos los milagros tienen un fin: descubrir al Señor. Para esto Él se manifiesta.
Compartimos con ellos el reto que enviamos cada mañana, y que nosotras vivimos como un milagro diario, porque en lo sencillo de cada día el Señor se manifiesta. Y, hablando con ellos, nos dábamos cuenta de que estos milagros suceden, pero que nosotros los veamos o no depende de dónde tengamos puesta la mirada.
¡Sí, los milagros suceden cada día! Todo depende de que le pidamos unos ojos para descubrirlos. Ayer, la mirada de toda la Iglesia estaba puesta en aquella chimenea colocada sobre el tejado de la Capilla Sixtina. Fijamos la mirada allí con la certeza de que antes o después habría “fumata blanca”. Y llegó con la buena noticia de un nuevo papa: ¡León XIV!
Damos gracias al Señor que nos provee de un nuevo sucesor de Pedro que pastoreará Sus ovejas, y oramos por él para que pueda escuchar siempre la voz del Señor.
Pues, de la misma manera, cada día habrá “fumata blanca” en nuestra vida, que nos anuncie que tenemos un Dios que nos ama, que nos bendice y que se preocupa y se ocupa de todo lo nuestro. Es Él quien manifiesta que nos conoce totalmente con esa palabra que nos llega al corazón, o con algo tan sencillo como pedirle encontrar aparcamiento en un lugar imposible, o fuerzas para acometer algo que nos supera. ¡Él lo hace!
Hoy, el reto del amor es descubrir un milagro del Señor. Tenemos la certeza de que Él actúa: que sepamos descubrirlo.
VIVE DE CRISTO