Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
CONFIANZA EN ÉL
Mientras pensábamos y orábamos por los hospitales, los enfermos, las personas atrapadas, los que iban en coches… Íbamos descubriendo cada vez más realidades importantes que dependen de la luz.
En el Monasterio, los congeladores empezaban a descongelarse; los relojes se descargaban; el timbre del torno no sonaba, y tuvimos que atar una cuerda a la campana. A partir de las ocho de la tarde ya no habría luz, así que adelantamos la cena y distribuimos velas por los dormitorios.
Aunque surgían preguntas:
¿Cómo estarán los demás? ¿Cuánto durará? ¿Y los ancianos, los enfermos? ¿Qué ha pasado?
La incertidumbre nos acompañaba, pero no dejamos que tuviese la última palabra.
Ante ella, ante la impotencia, solo podíamos orar y pedir a Jesús que cuidase de todos.
Sentí con fuerza esa incertidumbre… pero también, con más fuerza aún, el poder de la oración.
La oración lleva a la confianza,
la confianza a la calma,
y la calma te permite poner soluciones, seguir viviendo, incluso en medio de las circunstancias.
Dejar todo en manos de Jesús es lo mejor que se puede hacer cuando no puedes hacer nada.
Puede haber grandes “apagones” en nuestras vidas. Pero siempre hay algo que no se apaga: siempre hay una Esperanza, Alguien que te sostiene, que habita dentro de ti: Cristo.
A Cristo nada ni nadie te lo puede arrebatar.
Nunca estás solo: Su amor por ti siempre está encendido.
En Él está la certeza que nos hace descansar por encima de todo lo que vivimos.
“Solo en Dios descansa mi alma, porque de Él viene mi esperanza”. Sal 62,6
Hoy, el reto del amor es que enciendas la luz con Cristo.
Cada vez que enciendas un interruptor, ora por una persona o situación que te inquiete.
Deja que tu corazón descanse en Sus manos: pase lo que pase, Jesús cuida de todo y te sostiene.
VIVE DE CRISTO