Redaccion/PERIÓDICO SAGRADA FAMILIA

El Cardenal Robert Sarah, con la profundidad que lo caracteriza, nos recuerda que la liturgia no es solo un rito externo, sino el espacio donde el alma se encuentra con Dios, y donde incluso nuestra cultura es transformada. “Mi cultura se bautiza en la liturgia”, afirma, mostrando que no se trata de adaptar la liturgia a nuestras costumbres, sino de dejar que nuestras costumbres se purifiquen en la fuente de lo sagrado.

En la Santa Misa, nuestras raíces, idioma y tradiciones se presentan ante Dios para ser elevadas y santificadas. La liturgia no borra la identidad, la transfigura. Por eso, cuanto más fieles somos a la liturgia auténtica, más plenamente católicos y verdaderamente nosotros mismos somos. Allí, nuestra cultura se inclina ante Cristo y nace de nuevo.

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