Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
EN EL CAMINO
¡Ya estamos en Pascua! Después de vivir con intensidad estos días, volvemos al ritmo normal. Unos habréis vuelto al trabajo, otros quizá estéis aún de vacaciones tras la Semana Santa; la vida sigue.
En la oración recordaba esa vuelta de los discípulos de Emaús. Ha pasado todo… ¿volver así? Jesús no les dejó continuar sin antes salir a su encuentro. Fue necesario que el Jesús resucitado tocase sus corazones.
Encontrarse con Jesús resucitado les hizo sentir que ardía su corazón. Encontrarte con Jesús supone un cambio interior; una realidad nueva: tu vida habitada por un Dios vivo que te acompaña en el camino. Genera una esperanza real y confiada, haciéndote mirar a lo esencial, al saberte amado por el Amor.
Reconocerle al partir el pan fue esencial para ellos. Todo cobró sentido. ¿Podía acabar ahí todo?
¿En qué hemos invertido nosotros estos días?
Te invito a que tu vuelta sea Pascual: una vuelta que no quede vacía, sino que vaya acompañada de Cristo Resucitado. Solo tienes que reconocerle… experimentarle vivo en tu vida.
Pídeselo, abre el corazón, despierta la mirada para encontrarle. Jesús no defrauda, e incluso, si lo necesitas, te mostrará sus manos, sus pies y su costado abierto… como le ocurrió a Tomás.
¡No ha terminado todo!
Abre el corazón al Resucitado, y las “casualidades” que hoy te ocurran se transformarán en signos reales de su presencia a tu lado.
Sales de la Semana Santa… no lo dejes ahí. Cristo está vivo y quiere que le reconozcas en lo que vives. Se queda contigo, y eso es lo mejor que ha podido ocurrirnos para caminar seguros por el camino: ¡Jesús vivo y resucitado camina contigo! No ha terminado todo.
“¡Cristo ha resucitado, verdaderamente ha resucitado!”
Hoy el reto del amor es que descubras a Jesús en el camino. Esta noche, cuando llegues a tu habitación, para y repasa tu día dando gracias. Gracias por una llamada, un encuentro, una palabra… descubrirás cómo el Señor se muestra vivo en tu camino. Solo tenemos que reconocerle.
Aunque el camino sea igual, cambiará tu forma de caminar.
VIVE DE CRISTO