Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
PARA SER LLENADOS
Unos días atrás, estuvimos todas ayudando a la hermana encargada de la cerámica a ordenar toda la tienda por categorías. Al trasladar las vasijas de barro o las de porcelana de un lado a otro, me llamó la atención que había de todos los estilos: unas muy bonitas, otras que me gustaban menos, algunas muy adornadas, otras pintadas a mano… Pero luego reflexioné que una vasija puede ser muy bonita por fuera y, sin embargo, lo importante siempre será para lo que ha sido hecha: para el contenido con que será llenada.
Al comenzar estos días de ejercicios, me ayudaba recordar esa imagen del barro, del alfarero y de la vasija frágil y quebradiza. Estos días son para, como ese barro blando, ponernos de nuevo en las manos del Artesano y dejarnos tornear a Su gusto. Y, cómo no, para recordar para qué hemos sido creados: para ser llenados de Su Amor.
Muchas veces damos importancia a lo exterior (al aspecto físico, al estilo, a la forma de ser…) o a los “adornos” de nuestra vida (nuestras encomiendas, nuestra carrera, lo que vamos forjando a nuestro alrededor…), pero todo ello o sirve para hablar de lo importante que es lo que nos habita, o, por muy lejos que hayamos llegado, estaremos completamente vacíos.
Así nos ha creado el Señor, con “un hueco”, con un vacío inmenso que solo puede ser llenado por Su Espíritu. A la medida de ese “hueco” es nuestra sed, nuestra búsqueda de sentido, nuestra necesidad de encontrarnos con Él. Porque, como dice San Agustín: “Nos hiciste, Señor, para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”.
Hoy el reto del amor es recordar para qué has sido creado. Busca allá adentro, en tu corazón, y asómbrate al descubrir Quién te quiere habitar. Él está a la puerta llamando; si le abres, entrará para llenarte de Vida.
VIVE DE CRISTO