29 Habiéndose reunido la gente, comenzó a decir: «Esta generación es una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás. 

30 Porque, así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación. 

31 La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los condenará: porque ella  vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón. 

32 Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás. (Lc. 11, 29-32)

Jesús, acusa a la generación con la que le tocó vivir porque tenía un corazón malo. Decían creer en Jesús, pero sólo si les mostraba su autoridad y mesianismo con continuos milagros y signos. Esta actitud es tentar a Dios: “eres para mí Dios, si haces lo que yo te pido”. ¿Cómo el barro pide con insolencia el Alfarero que haga su voluntad?. ¡Pues estecorazón que así habla a su Creador, es insolente y altanero! ¡Es igual que su padre Adán y su madre Eva que, en su soberbia, quisieron ser Dios y no criaturas totalmente dependientes de ÉI! 

Siempre el pecado está acechando al hombre para que no acepte la voluntad de Dios sobre él. Jesús, se presenta como el Enviado del Padre y, le piden “sus cartas credenciales”. Pero Jesús, no cede ante estas malvadas pretensiones y les denuncia su pecado: “Sólo se les dará el signo de Jonás”.

Todos conocían por la Sagrada Escritura la historia de Jonás, el profeta: fue enviado por Dios a Nínive, una ciudad prototipo de la increencia y el pecado. Y para asombro de Jonás, esta muchedumbre, desde el rey hasta el último animal, escuchó su Palabra desde el corazón y se convirtieron. Y, este pueblo judío, ¿es que harán menos de lo que hizo este pueblo gentil?. Pues sí, ellos se humillaron ante Dios y cambiaron de vida y “aquí hay uno que es más que Jonás”, el Hijo de Dios que les pide la conversión y la fe en Él porque, es el Enviado del Padre y, ellos perseveran en la dureza de su corazón pidiendo “un signo”. Y es que,esta pretensión, es soberbia pues, si Jesús accediera a su demanda, ni con todos los milagros del mundo, ellos cambiarían para bañarse en la gracia de Dios y no en la perversión del pecado.

¡Oh Jesús, que tu Palabra, dicha con toda verdad, nos guie hacia la humildad y no hacia la insolencia y la vanidad! ¡Qué fácil es para nosotros dejarnos guiar por las insinuaciones de Satanás con el grito: “¡no serviré!”! ¡Tú sólo Señor puedes conducirnos en este difícil caminode, la búsqueda de nuestro “yo” o, del querer divino! ¡Rompe tú, mi Dios, el corazón de piedra y que nunca te pidamos que nos demuestres que eres Dios y yo, ¡una insignificante criatura que arrodillada a tus pies pide misericordia y perdón por mis pecados! ¡Porque en verdad somos pecadores todos y, si no creemos esto, es que lo hacemos mentiroso a Dios, el Único veraz y Santo!. Es San Juan el que nos lo asegura de parte de Dios. ¡Si somos humildes, Él nos perdonará los pecados y nos regalará, sin mérito alguno de nuestra parte, la vida eterna!

¡Jesús, creo en Ti, pero en tu piedad, auméntame la fe y seré santo con tu Santidad que es totalmente divina! ¡Tú lo puedes todo en mí porque estoy  humillado, arrepentido y feliz de ser criatura en tus manos, mi dulce Creador! ¡Qué así sea! ¡Amén! ¡Amén!

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