En el mensaje enviado al Rector de la Facultad Teológica del Trivéneto, el Pontífice agradece a toda la comunidad académica «la importante misión educativa llevada a cabo hasta ahora», especialmente «en favor de las generaciones más jóvenes del territorio».
Giovanni Zavatta – Ciudad del Vaticano
«Ser cada vez más un lugar de formación no solo a través del estudio y la profundización de la teología, sino también a través del testimonio cristiano de cada uno»: este es el deseo del papa Francisco que -en un mensaje enviado al decano de la Facultad de Teología de Triveneto, don Maurizio Girolami, con motivo del 20º aniversario de su fundación- exhorta a “asumir con valentía los nuevos desafíos para llevar eficazmente la verdad del Evangelio al hombre contemporáneo”.
Importante misión educativa
El Pontífice agradece a toda la comunidad académica «la importante misión educativa llevada a cabo hasta ahora», especialmente «en favor de las jóvenes generaciones del territorio», y la anima «a perseverar en la colaboración con la misión de la Iglesia de difundir el mensaje de Cristo en el mundo, fiel a la genuina tradición, pero abierta a la lectura de los signos de los tiempos». Un pensamiento especial va dirigido a los profesores para que «sepan ayudar a los jóvenes en particular a realizarse a sí mismos a partir de la verdad, la bondad y la belleza que tienen su fuente en Dios».
Discurso del Patriarca de Venecia
La inauguración del año académico 2024-2025 de la Facultad de Teología del Triveneto, que ha tenido lugar este martes 18 de febrero, en Padua, ha coincidido con el inicio de las celebraciones del vigésimo aniversario de su creación, que se realizó en 2005 por iniciativa de los obispos del Triveneto con el fin de ofrecer al territorio una enseñanza teológica de nivel universitario.
Fue el Patriarca de Venecia, Francesco Moraglia, Gran Canciller de la Facultad, quien pronunció el discurso de apertura, titulado «¿Qué cultura para Europa? Razones para la esperanza en tiempos de desconcierto: interpretar el presente, proyectar el futuro».
El leitmotiv fue un discurso escrito en 1984 por Václav Havel, futuro primer presidente de la República Checa, además de dramaturgo y poeta, en el que, según explicó Moraglia, señalaba las causas de la alienación cultural contemporánea «tanto en la disociación del hombre moderno del ‘mundo natural’ como en la construcción abstracta de una interpretación racionalista producida por una mens tecnocientífica que acabaría neutralizando el campo de sentido de la experiencia viva, en lo más propiamente humano, consignando la vida a la esterilidad de las abstracciones protocolarias». Hasta el punto de reconocer en los regímenes totalitarios la expresión de esta alienación del mundo real de la experiencia.
La soledad del hombre de hoy
Pues bien, han pasado cuarenta años desde el discurso de Havel y estas palabras, observa el Patriarca de Venecia, «parecen hoy -en que a todos los niveles se habla de Inteligencia Artificial- de gran actualidad y perceptibles en la experiencia cotidiana, síntoma de una esterilización de las relaciones, deshumanización de los procedimientos, despersonalización de las actividades humanas, perceptibles de forma generalizada en casi todos los ámbitos de la experiencia, desde la vida política a las relaciones laborales, desde la enseñanza universitaria a la sanidad pública». En el origen de esta deformación epocal está «el principio de subjetividad y su absolutización creciente, que acaba sustituyendo al principio-persona».
Si este último «tiene un aliento relacional que concierne a todo el sentido», el principio-subjetividad «rompe la unidad de la experiencia en la oposición dialéctica del ‘yo’ a todo lo que es ‘otro’, porque el sujeto se opone al objeto, el ‘yo’ a lo que tiene delante». Ya no estar-en-el-mundo, sino estar-delante-del-mundo. Una lógica que ha socavado el universo de las relaciones humanas, que se encuentra en «la profunda soledad del hombre de nuestro tiempo» agravada por «la complejidad de la red y de las conexiones que nos proyectan en una comunicación omnímoda exasperada y vacía que vuelve evanescentes las relaciones en un momento en que parecen multiplicarlas y facilitarlas».
Orientarse hacia lo verdadero y el Bien
Por ello, en la era de las tecnociencias, de la Inteligencia Artificial, el Gran Canciller invita a profesores y alumnos a mirar «con empatía al hombre, como pide el pensamiento de Cristo, que anima nuestro ser e incluso se convierte en nuestro pensamiento».
Entre los «motivos de esperanza» se encuentra, en efecto, «la capacidad del hombre para orientarse hacia lo Verdadero y el Bien y, a través de ellos, encontrar a Dios, que le trasciende y constituye la referencia última de sentido». Estos conceptos fueron retomados en su discurso por el Decano de la Facultad, P. Girolami, quien reafirmó el compromiso de la teología «de ser una luz que, utilizando la razón y ampliando sus horizontes hasta las puertas de lo trascendente, sepa decir las palabras necesarias para hacer nacer la esperanza y, así, dar alas a la carrera hacia la meta en este presente nuestro, ya habitado por la gracia de Dios». También intervino en el Dies academicus el obispo de Padua, monseñor Claudio Cipolla, vicerrector de la Facultad de Teología Triveneto.