Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
¡VUELA!
Cuando voy a pasear, me quedo mirando una escena muy curiosa y es que en unos árboles altos, sin hojas, en la punta de cada una de sus ramas tienen un pájaro ¡son montones de ellos!
¿Por qué se pondrán ahí? Puede ser que la altura les dé seguridad, pues están lejos de cualquier amenaza, que reciban mejor la luz… no sé, pero es curioso verlos y todos los años por estas fechas me admira.
Me gusta pensar que esos son sus motivos para estar ahí, me lleva al Señor y es motivo de mi oración. La rama del árbol, el lugar en que me situé es importante.
Parece que las más bajas ponen todo al alcance y, sin embargo, es estando arriba, cuando el corazón descansa.
Es arriba cuando te sientes seguro porque pones la confianza en Él, sabes que nada va a pasar, tú estás al alcance de Su mirada y cuidado, la certeza de que Él cuida de ti descansa el corazón.
Es necesario parar con Él, orar. Te posiciona en el árbol, es donde te vuelves a situar en tu “lugar de seguridad”, en tu “lugar de confianza”. Las prisas, la actividad nos hacen llegar a estar a ras de suelo a merced de todo aquello que nos quita la paz: circunstancias, dificultades, malentendidos…
La falta de paz, esa es la alarma que te urge a volar a lo más alto: a parar, dejar que tu corazón vuele a lo más alto y ponga su mirada y confianza en Jesús.
Cada día, puedes elegir dónde posarte: quedarte en lo bajo, expuesto a todo lo que te inquieta, o subir, elevar el corazón y la mirada hacia Él, donde encuentras la verdadera paz. Cada momento, puedes elegir parar para volar.
“Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor” Sal 1, 1-6
Hoy el reto del amor es que busques posarte en las ramas más altas, vivir con la mirada y la confianza puesta en Jesús. Para cuando sientas perder la paz y buscaLe una iglesia para que puedas volar.
VIVE DE CRISTO