Redacción/PERIÓDICO SAGRADA FAMILIA
Cancún, Quintana Roo.— La Iglesia Católica celebra a San Valentín el 14 de febrero para conmemorar las buenas obras que realizó en Roma, relacionadas con el concepto universal del amor y la afectividad.
Su origen es un contrapeso de la festividad pagana realizada por el Imperio romano. Las primeras fiestas significaban la expansión del cristianismo a la Eurafrasia romana. La fiesta ha ganado importancia a lo largo del tiempo desde la perspectiva laica como Día de los Enamorados o Día del Amor y la Amistad.
San Valentín de Roma es el fundador e iniciador de la fiesta el 14 de febrero, santo de los enamorados que casaba soldados con sus prometidas en las mazmorras de las cárceles del imperio en los tiempos que el cristianismo fue prohibido por Claudio II qué al enterarse de los votos matrimoniales realizados por el santo, lo capturó. Al parecer, Claudio no tenía más intención que solo reprender y desterrarlo, pero por influencia de altos funcionarios mandó decapitar a san Valentín. Durante el tiempo que esperó en prisión para ser ejecutado vio que la hija del juez de la prisión que era ciega, y oró pidiendo a Dios para que la joven tuviera la dicha de poder ver, durante su traslado a la plaza pública para su ejecución. San Valentín le dio un papelillo a la joven para que lo leyera. Ella, sin entender el motivo, ya que era ciega, abrió el papel y por primera vez logró ver y lo primero que vio era una frase que decía «Tu Valentín» como forma de despedida.
El Papa Gelasio I buscó eliminar las fiestas lupercales, donde según la tradición se sacrificaban perros y cabras para desollarlos y con la piel hacer látigos improvisados para usar sobre las mujeres y asegurar su fertilidad, buscando la forma de desaparecer esta celebración escogió la vida noble de Valentín para que representase el amor entre humanos, con fecha del 14 de febrero del nuevo calendario gregoriano.
La fiesta poco a poco fue asimilándose al día de la fertilidad y las lupercales quedaron reducidas a desaparecer. Se tiene registro que el primer día de San Valentín se celebró un 14 de febrero de 494. El Papa Pablo IV la dejó de celebrar y finalmente en 1965 durante el Concilio Vaticano II con Pablo VI se eliminó la fiesta del calendario litúrgico.
Desde el punto de vista popular la fiesta de san Valentín es interpretada como la oportunidad de celebrar el amor y el cariño, independientemente de la religión que se profese. La celebración varió con los siglos, siendo la Edad Media el período donde quedaría impregnado san Valentín con el amor cortés con la expresión del sentimiento de afecto de una forma sincera, noble y con declaraciones poéticas románticas y las referencias al corazón. Años más tarde se incluyó la amistad como una propiedad de san Valentín, y desde la revolución industrial a mediados del siglo XX, la mercadotecnia del capitalismo creó numerosos productos relacionados con el día de san Valentín, permitiendo que la fiesta llegue a lugares donde no se practicaba el cristianismo y donde ni siquiera están presentes las costumbres occidentales.
En estas fechas donde se potencializan las actividades para festejar el romance, el amor, el noviazgo y el matrimonio, ¿cómo podemos hacer para que alguien que tiene el corazón roto lo pueda superar, sin padecer toda la amargura de este recordatorio masivo, que es el 14 de febrero?
Lo primero que debes saber es que el desamor es algo que nos ha ocurrido a todos, ya sea en la infancia cuando tu amor imposible no te hacía caso, en la adolescencia cuando terminó un amor apasionado o como adulto cuando existe un divorcio o separación abrupta (como sucede hoy a la mitad de los matrimonios, desafortunadamente); así que tener el corazón roto y estar desolado, no es cosa solo tuya, es algo muy común como experiencia de vida, aunque al estarlo atravesando se siente que nunca se va a poder superar.
Esta dolorosa situación se debe a que, de acuerdo a Erich Fromm en “El arte de amar”, al nacer enfrentamos la “separateidad”, pero luego cuando encontramos a nuestra pareja ideal, o la que pensamos es ideal, dicha “separateidad” se ve solucionada…
Pero al perderla por una separación, volvemos a dar ritmos desolados y por eso duele tanto. Es como si hubieras sanado y luego recaes pero, peor, ¡mucho peor!
Así que para todos aquellos que enfrentan un triste corazón roto, dolido o lastimado, pues es muy importante que comprendan ¿por qué se sienten así? Ya que es el primer paso a la sanación y solución. ¡Ánimo!
Por otro lado, ese desamor es una extraordinaria manera de comprender que cuando tú te relacionas con una persona negativa, se debe a que en parte algo de tu psique está enfrentando lo que se llama la divagación.
La divagación del pensamiento te lleva hacia saltar de una idea a otra, dejando espacios abiertos e inconclusos, que resultan en la indecisión, en no saber hacia dónde vas, en la falta de propósito, en la dependencia emocional y en la terrible toxicidad… en algunos casos.
Así que, al relacionarte así, lo más factible es que derive en corazones rotos, porque se trata de alguien que no estaba en ese momento listo para amar. Esta descripción se puede acotar a ti, o a tu pareja, o a tu ex pareja, y conocer esta descripción es una primera forma de salir del ser víctima de lo que estás viviendo, y verlo como en una nueva oportunidad para salir hacia otro lugar diferente, mejorando tu personalidad, en una que sea mucho más benéfica y saludable para ti.
En Hispanoamérica, es muy común que el ser “víctima” te llene de apapachos, de mimos, de muestras de cariño y de personas que están al pendiente, proporcionando situaciones que te reconfortan, porque los que te rodean quieren hacerte sentir mejor.
El problema es que en algunas ocasiones te estarán viendo como alguien que está enfermo y que necesita una medicina afectiva para evitar hacer alguna locura o tontería … ¿y en realidad, a quién le gusta que lo traten como un enfermo cuando tienes el corazón roto?
Considero que esos apapachos emocionales nos salen muy caros ya que, el ser víctima, vende, y vende muy bien… y como recibimos en ese momento lo que al final estamos necesitando, lo tomamos como algo bueno.
Sin embargo, en el largo plazo crea una “falsa” imagen hacia los demás, de que somos de incapaces, insuficientes, necesitados, inútiles y en general como si se tratara de alguien que no puede hacer las cosas por sí mismo y eso debilita la percepción que se queda en las personas que nos rodean, y puede ser que se genere una imagen tuya de alguien “roto”.
Por ello, aunque el trabajo sea mucho más exhaustivo al tener que enfrentar lo que estás sintiendo, y lo que estás viviendo. Es mejor salir adelante de ese corazón roto, y evitar ser un soldado caído que está en batalla herido y que necesita que los demás lo cuiden.