Hola, buenos días, hoy Leti nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
SAN BLAS
El día 3 de febrero es la solemnidad de San Blas. Nuestro monasterio lleva su nombre y él es el patrono de la comunidad. Esto se debe a que las hermanas que vinieron a fundarlo trajeron consigo la reliquia de San Blas que custodiaban.
Estamos ya en plena novena y, este año, me ha tocado a mí leerla. Me está llamando mucho la atención. La ha escrito una hermana y la ha enfocado desde la parte humana para llegar a la parte divina. Es verdad que, a veces, olvidamos que los santos son humanos, como tú y como yo. Que han sufrido, llorado, reído, acogido, comido…
Una de las cosas que los caracteriza es su naturalidad con las personas, porque su manera de vivir de Cristo es lo que los ha hecho diferentes. Saben que, en su debilidad, son fuertes, porque Cristo es fuerte en ellos. No ponen la fuerza en sí mismos, sino en Jesús.
Jesús lo dice a Sus discípulos de manera muy clara:
“Y estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas; tomarán serpientes en las manos y, aunque beban veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien” (Marcos 16, 17-18).
La clave de todo está en que Jesús dice “en mi nombre”, no dice “en nuestro nombre”. Aquí está la gran sabiduría: hacer las cosas en Jesús, porque desde aquí cambiará tu manera de pensar y tu manera de vivir. Ya no serás tú, sino Jesús en ti. Llegarás donde antes no llegabas. Tú mismo te sorprenderás de la nueva manera de vivir que Cristo te regala. Y esto es lo que descubren y viven los santos.
Hoy, el reto del amor es vivir en Cristo. Deja que Cristo entre en tu día, cuenta con Él para todo lo que tengas en tus manos. Vivir de Él te cambia la vida, y serás feliz.