2 Estaban al acecho a ver si le curaba en sábado para poder acusarle. 

3 Dice al hombre que tenía la mano seca: «Levántate ahí en medio.» 

4 Y les dice: «¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla?» Pero ellos callaban. 

5 Entonces, mirándoles con ira, apenado por la dureza de su corazón, dice al hombre: «Extiende la mano.» El la extendió y quedó restablecida su mano. 

6 En cuanto salieron los fariseos, se confabularon con los herodianos contra él para ver cómo eliminarle. (Mc. 3, 1-6)

¿Cómo es que el bien que hacen tus manos Jesús, no es acogido y alabado por los que lo contemplan? Es que tu bondad topa con corazones endurecidos y, por tanto, envilecidos. Así era el corazón de unos fariseos que asisten al culto a Dios en una sinagoga de los judíos. Todos están allí para orar, pero no todos tienen su alma limpia para hacerlo en verdad. Su actividad interior se entretiene en maquinar contraJesús: “se confabularon con los herodianos para acabar con él”.

Y, ¿esto por qué?: porque el bien a su paso por nuestra vida, o es acogido con humildad y acción de gracias o, es perseguido porque denuncia la estrechez de nuestro corazón y nuestra maldad.  

Ya Jesús nos había asegurado que “el sábado es para el hombre y no el hombre para el sábado”. Dios ha querido que le honremos y glorifiquemos en el hombre necesitado antes que en el templo sagrado. Porque, nuestro corazón es el templo del Dios vivo y “quiere adoradores en Espíritu y en verdad”. Y el amor a Dios y al hermano están por encima de todas las Leyes, aún las formuladas por Él tiempo atrás. Jesús es el Nuevo Legislador que no ha abolido estas Leyes, sino que ha venido a darles plenitud.

Pero, los fariseos se aferran a éstas y no dejan que en su corazón entre el soplo nuevo del Espíritu Santo que Jesús nos ha traído y, se van endureciendo en sus juicios y apreciaciones y, el primer fruto de su obra es querer acabar con Jesús. Estas actitudes provocan, en Nuestro Señor,“una mirada de ira y un dolor grande” por su impenetrabilidad para no sólo hacer el bien, sino querer hacer desaparecer al que lo hace. ¡Y si pudieran, al Bien mismo!.

¡Señor, no permitas que nuestro interior se vaya llenando de capas de juicios  inmisericordes! ¡Tú sólo  puedes romper el corazón haciendo brecha en nuestro caparazón de piedra!. ¡Y, sabemos que allí podemos llegar si Tú no pones tu mano poderosa sobre nuestra vida! ¡Ordénanosponernos en medio, por un examen minucioso de nuestra conciencia, y mándanos extender nuestra mano, muerta para tus obras de amor, y por la fuerza de tu gracia, “nuestra mano” quedará restablecida! ¡Así,sanados por ti, podemos darte gracias, alabarte y seguirte a donde quiera que vayas!

¡Cura Señor todas las “parálisis” de nuestra alma! ¡Estamos, como ese hombre de la sinagoga, en el centro de nuestra oración a Ti!¡Escúchanos, pues no sabemos pedir lo que más necesitamos, pero tu Espíritu Santo gime dentro de nosotros con gemidos inefables, ¡aquellos que Tú sólo escuchas y nos alivias y sanas!

¡Señor, ven ya y no tardes más! ¡Queremos serte fieles, santos con tu Santidad! ¡Qué así se haga, por tu gran misericordia! ¡Amén! ¡Amén! 

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