Konaté Hernández/PERIÓDICO SAGRADA FAMILIA
Cada 28 de diciembre, la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, conmemora el episodio hagiográfico del cristianismo: la matanza de los niños menores de dos años nacidos en Belén de Judea, ordenada por el rey Herodes I el Grande con el fin de deshacerse del recién nacido Jesús de Nazaret.
Este día es conocido como los Santos Inocentes, en el que el evangelista San Mateo presenta dos escenas que desgarran el corazón en especial de quienes tienen la experiencia de ser padres.
La perfidia de Herodes hace huir al extranjero a María y a José con el Tesoro que habían recibido del cielo. Los ilustres personajes dan ejemplo de fortaleza y cumplimiento heroico de los planes de Dios, ante la estremecedora crueldad de Herodes que, para conseguir su designio maligno, ordena la matanza de inocentes.
Lamentablemente este estrago se repite en la actualidad, pues a diario es llevado a cabo de parte de muchos papás, que, para no tener mayores complicaciones en la vida, recurren a la interrupción voluntaria del embarazo (aborto) de un inocente. (Mt. 2, 13).
Los cristianos veneran a los Santos Inocentes como los primeros mártires cristianos. En el rito romano la celebración tiene grado de fiesta y se encuentra incluida en el calendario litúrgico general. Este cruel relato se puede encontrar en el Evangelio de San Mateo, capítulo 2, versículos del 16 al 18.
La narración relato trata sobre la orden dada por Herodes I el Grande de ejecutar a los niños nacidos en Belén menores de dos años. En el pasaje se narra cómo Herodes dio esta orden al verse engañado por los Sabios de Oriente (Reyes Magos), que habían prometido proporcionar el lugar exacto del nacimiento de Jesús. Mateo dice que este acontecimiento cumple con la profecía de Jeremías (Jer 31, 15).
La brutalidad del episodio está en armonía con el carácter de Herodes un ser patológicamente celoso de su poder: varios de sus familiares fueron asesinados por orden suya, ya que sospechaba que trataban de suplantarlo.
El historiador, arqueólogo y explorador británico Stewart Perowne (1901-1989) señaló que la matanza “es totalmente coherente con todo lo que sabemos de Herodes”, mientras que el historiador israelí Abraham Schalit (1898-1979) corroboró la veracidad de la narración.