Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
HACIENDO EXPERIENCIA
Me tocaba encender las velas de la corona de Adviento. En mi sitio del coro, me encontré el mechero preparado.
De pronto, la sacristana se acercó a mí:
-No te agobies si no consigues encender las velas… Se nos ha quedado la mecha un poco corta… si ves que no puedes, con toda tranquilidad, las dejas…
Te confieso que el aviso me alivió un montón: ¡es genial saber que, si una vela se subleva, puedes dejarla! Tan relajada iba… ¡¡que se encendieron todas a la primera!!
A lo largo del día, tuve que encender la corona en varios rezos, pero iba con más tranquilidad cada vez: ¡ya había comprobado que era capaz de encenderlas!
Esto me ha hecho descubrir que la experiencia nos hace crecer en confianza. No solo respecto a las tareas que podamos realizar, también con las personas: si esa persona está a tu lado en esa dificultad, en aquella alegría… a fuerza de hacer experiencia, llega un momento en que tu corazón no duda: ¡estará ahí siempre, porque lo has experimentado muchas veces!
Lo mejor es que esto puede aplicarse a un amigo, ¡y también al mayor de todos los Amigos! En efecto: al hacer memoria de todo lo que ha hecho por ti, de todas las maravillas que ha obrado en tu vida, ¡creces en confianza! Si te cuidó ayer, también te cuidará hoy, ¡¡pues el Resucitado no cambia!!
Así lo asegura Él mismo: “Escuchadme, casa de Jacob (…) a quienes llevé desde las entrañas. Hasta vuestra vejez yo seré el mismo, hasta que tengáis canas os sostendré; así he actuado, así seguiré actuando, yo os sostendré y os libraré” (Is 46, 3-4).
Hoy el reto del amor es hacer memoria. Diciembre es el mes de los “balances de año”. Está bien repasar qué has hecho, qué has logrado y qué debes mejorar, pero, ¿por qué no repasar qué es lo que ha hecho el Señor contigo, los signos de Su amor que ha dejado este año en tu vida? Te ha cuidado este año, ¡y seguirá cuidándote el que viene!
VIVE DE CRISTO