Al saludar a un grupo de vietnamitas benefactores de la Obra Misional Pontificia desde Estados Unidos, el Papa destacó la «fe robusta» de muchos católicos que han emigrado del país asiático a América: «Es una inspiración para apoyar a las comunidades cristianas, incluso cuando están lejos de su patria»
Edoardo Giribaldi – Ciudad del Vaticano
“Que el Señor os conceda ofrecer siempre vuestra limosna con espíritu alegre, y que vuestros sacrificios den fruto en la vida de vuestros hermanos y hermanas, que experimentarán así el amor tierno y compasivo de Cristo.”
La alegría de apoyar a «los que viven en los márgenes de la sociedad» centra el saludo del Papa Francisco a un grupo de benefactores de las Obras Misionales Pontificias, originarios de Vietnam y procedentes de Estados Unidos. La delegación, recibida hoy, 19 de diciembre, en la Sala del Consistorio, se encuentra estos días en Roma en peregrinación.
Proclamar a Jesús «siempre, en todas partes y a todos»
Francisco recordó la inminente apertura de la Puerta Santa y el consiguiente inicio del Jubileo, reiterando su deseo de un tiempo de «encuentro auténtico y personal con el Señor Jesucristo». Él, recuerda citando la bula del Año Santo Spes non confundit, debe ser anunciado «siempre, en todas partes y a todos como nuestra esperanza».
Apoyo a las obras misioneras de la Iglesia
El compromiso de los presentes «de apoyar las obras misioneras y caritativas de la Iglesia universal» se inscribe en esta perspectiva. Son expresiones concretas de un anuncio que puede llegar así «a muchos de nuestros hermanos y hermanas en las diversas partes del mundo».
Ayuda mutua y gozosa
El Papa recuerda los primeros pasos dados por la Iglesia. Una comunidad en la que se apoyaban «los unos a los otros». También hoy se está llamado a responder «al mandato del Señor de cuidar de los últimos». Es importante, sin embargo, «que esta atención a los últimos se dé con un corazón alegre, con una sonrisa».
La fe inspira el apoyo a las comunidades cristianas
«Un rasgo distintivo» de muchos católicos que emigraron a Estados Unidos desde Vietnam es, según Francisco, su “fe robusta”. Sigue siendo una valiosa fuente de inspiración para el «deseo de ayudar a las comunidades cristianas», incluso cuando están lejos de su patria.