Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
¡QUÉ FORMA DE PREPARARSE!
Tengo la sensación de que este Adviento se está pasando demasiado rápido. Ya estamos comenzando con los preparativos de Navidad propios de esta época: felicitaciones navideñas, recetas para las comidas especiales… Próximamente, todo el monasterio se verá adornado.
Podría parecer que todo el ajetreo propio de los preparativos hace perder ese “clima especial de Adviento”. Sin embargo, ayer mismo fui testigo de que, en realidad, sucede todo lo contrario.
Otra hermana y yo estuvimos durante largo rato de la tarde preparando unos pedidos que teníamos que realizar. Cuando, al fin, acabamos, le pregunté si ya tenía hecha su felicitación de Navidad, y me contestó que precisamente pensaba hacerla en ese momento. Pero, justo en ese instante, sonó su teléfono: era otra hermana que solicitaba su ayuda para preparar los sobres de sus felicitaciones.
¡Impresionante! Esta hermana dejó lo suyo para otro momento y se fue a ayudar a quien se lo estaba pidiendo. Me encantó su gesto de entrega, que, por cierto, he podido observar repetidas veces a lo largo de estos días: la hermana que en su tiempo imprime las felicitaciones de las demás, la que ayuda a otra mayor con su tarea, la que procura que aquella no esté sobrecargada de trabajo… ¡Son días de muchos preparativos, pero cómo se palpa el cariño!
Al llegar a la oración, le daba gracias al Señor por mis hermanas y me daba cuenta de que es cierto aquello de que siempre “amamos por referencia”. Estos pequeños gestos solo se nos ocurren cuando los hemos visto hacer a otros, o cuando hemos sido nosotros mismos quienes hemos recibido esa mano tendida en el momento oportuno.
Así que, al contemplar todo aquello en la oración, me quedé muy contenta y en paz, sintiendo y experimentando que, si el Adviento está lleno de este cariño, es porque el Señor ya está viniendo a nuestra comunidad, y porque nosotras queremos acogerlo con el corazón totalmente abierto. ¿Qué mejor forma de prepararse para recibirlo?
Él viene a hacerse uno de nosotros. Viene a salvarnos, viene a liberarnos de aquello que nos tiene cautivos; viene a traernos ya el Reino de su Padre para que podamos comenzar a vivirlo aquí en la tierra. Por eso, sus huellas, las que utiliza para manifestarse entre nosotros, son el amor, la paz, la alegría… Donde hay todo eso, el Señor reina en medio de nosotros.
Hoy, el reto del amor es buscar servir y amar en los preparativos que te toque realizar. Experimentemos cada día cómo Él nos ama, que sea Él nuestra auténtica referencia para amar. Este sí que es el auténtico preparativo: preparar nuestro corazón.
VIVE DE CRISTO