Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
DEBATE EN EL DESAYUNO
-El azúcar de estos días es de peor calidad -comentaba una hermana al salir del desayuno.
-¡¡Sí, yo también lo he notado!! -respondía otra- ¡No endulza nada el café!
Aquella conversación me sacó una sonrisa, ¡pues te aseguro que el azúcar no ha cambiado!
Lo que ha sucedido es que, hace unos días, se perdió la cucharita del azucarero (sospechamos que, en un descuido, se fue a la basura). Total, que la procuradora, rápidamente, se encargó de poner otra, ¡pero es de un tamaño bastante más pequeño!
Así que, aunque sigas echándote como siempre una cucharita de azúcar, ¡entra menos cantidad y por eso parece que endulza menos!
¡Precisamente eso es lo que nos puede pasar con el Señor! En su Palabra nos dice que su amor es eterno, no cambia nunca, sino que “se renueva cada mañana” (cfr. Lam 3, 22-23).
El problema es que a veces, sin darnos cuenta, ¡cambiamos de cucharilla! No es el azúcar lo que cambia, no es Su amor lo que es diferente… ¡lo que cambia es nuestra percepción!
Cristo te ama con un amor infinito. Nada de lo que hagas podrá lograr que te quiera menos, ¡eres precioso a Sus ojos, ha dado Su sangre por ti! Y, del mismo modo, nada de lo que hagas logrará que te ame más… ¡¡porque ya te ama “hasta el extremo” (Jn 13, 1)!!
La clave está… ¡en comenzar el día haciendo de nuestro corazón una cuchara grande! Y para eso, basta con detenerse, dedicar unos minutos a saborear este amor tan grande… y que permanece siempre.
Tan importante es tener una buena cucharilla, que la procuradora ya la ha cambiado por otra del mismo tamaño que la anterior… jejejeje…
Hoy el reto del amor es que el amor del Señor sea tu seguridad, sabiendo que es un amor que no cambia, que el corazón del Resucitado te ama con locura. Un amor tan grande llena de luz toda una vida, ¡y da alas para volar muy alto!
VIVE DE CRISTO