Ve a misa, confiésate, comulga, y mantente en oración para evitar el pecado. Procura mantenerte en estado de gracia, porque nunca sabes cuándo el Señor te llamará a Su presencia.
Algunos se han dejado convencer por los errores del protestantismo y, para no ir a confesarse, dicen que el Buen Ladrón fue llevado al paraíso estando clavado en la cruz, sin confesarse con un cura, probablemente sin bautismo, sin pertenecer a la Iglesia, sin ir a misa. Sin embargo, eso fue así…
– ANTES de que Jesús resucitado les diera a los apóstoles el poder de perdonar pecados (Jn 20,19-23)
– ANTES de que Jesús resucitado instituyera el bautismo de salvación (Mc 16,14-20; 1 Pe 3,21)
– ANTES de la venida del Espíritu Santo (Hch 2,1-4)
– ANTES del nacimiento y comienzo de la Iglesia (Hch 2,37-47)
– ANTES de que la Iglesia comenzara a celebrar la Eucaristía (Hch 20,7)
– ANTES de que Jesús ascendiera a los cielos y dejara Su autoridad en la Iglesia (Jn 21,15-19; 1 Tim 3,15)
– ANTES de que dejáramos de vivir bajo la ley, para empezar a vivir bajo la gracia (Rom 6,14)
Por eso los cristianos tenemos que ir a misa, confesarnos, comulgar, llevar vida de oración, hacer obras de caridad, y obedecer todo lo que la Iglesia nos mande para nuestra salvación.
«Mi alma irá a donde Dios quiera», dicen algunos desde un fingido conformismo. ¡Grave error! Tu alma irá a parar a donde tú quieras, porque el Señor ha colocado fuego y agua frente a ti (Sir 15,17). Lo que escojas, eso recibirás. Si nada procuraste hacer en vida por la salvación de tu alma, no esperes que el Señor te dé la salvación así como así. Recibirás lo que escogiste, según tus propias obras (Rom 2,5-8; Mt 16,27).Anda, ve al confesionario y libérate de las cadenas del pecado, que impiden tu salvación. No esperes un mejor día. ¡Hoy es el mejor día!