Elogio: Conmemoración de san Marcos, obispo de Jerusalén, que fue el primer obispo procedente de los gentiles que ocupó la sede de la Iglesia de la Ciudad Santa, y trabajó con fe y celo por reunir a sus fieles dispersados por la guerra.
Todo lo que se puede afirmar sobre este santo está contenido en el elogio del Martirologio Romano, que prácticamente reproduce la línea que le dedica Eusebio en su Historia Eclesiástica IV,6,4. El contexto histórico es la guerra judía en tiempos de Adriano, hacia el 130 de nuestra era, que lleva al emperador a expulsar por completo a los judíos de Jerusalén, y, vaciada la ciudad, repoblarla con gentiles, y con el nuevo nombre de Elia (se discute si Elia es la misma ciudad de Jerusalén o una nueva fundación, pero en todo caso reemplaza a Jerusalén), nombre que conservó por siglos.
Los cristianos, que hasta ese momento habían mantenido la sucesión apostólica por línea de judeocristianos (los «parientes del Señor» habían tenido prioridad en esa sucesión, según las listas que maneja Eusebio), debieron también elegir por primera vez un gentil, quizás por obligación, quizás simplemente porque las nuevas circunstancias lo aconsejaban. Según esos mismos listados que Eusebio conoció, Marcos fue el decimosexto obispo de Jerusalén.
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