Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
CALOR POR CONTACTO
Por aquello de dar un toque artístico a unos papeles que estaba trabajando, se me ocurrió quemarles los bordes. ¡Es un efecto que me encanta!
Salí a la caza de un mechero y comencé la labor. Poquito a poco, el primer folio quedó estupendo, ¡pero es que eran cuatro! Nada, a fomentar la virtud de la paciencia…
Fue entonces cuando se me ocurrió mantener la llama del mechero más tiempo, para quemar más de un golpe. El riesgo era quemar el folio entero… ¡pero me salió de maravilla!
El problema llegó cuando quise repetir la proeza en el siguiente folio: al ir a encender el mechero… ¡me chamusqué el dedo! Claro, al mantener la llama, todo el cabezal del mechero se había calentado…
Mi pequeña ampolla me recuerda la anécdota, y de este modo he descubierto… ¡que algo así nos pasa con el Señor! También Él nos regala su calor… ¡por contacto!
La rueda del mechero, al contacto con la llama, se volvió puro fuego. Tal vez puedes sentir tu corazón duro como piedra, o bloqueado tras un muro, y se siente frío y oscuro… ¡pero nada frena el fuego del amor del Resucitado!
Los discípulos de Emaús comentan: “¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino?” (Lc 24, 32). ¡Ahí está la clave! ¡¡Caminar con Jesús, estar un rato largo con Él!!
Orar no es buscar la eficacia de resolver un problema cuanto antes, o tachar una cosa en nuestra lista de tareas del día… es disfrutar de estar juntos, es el placer de dejar que dos corazones se amen, y dejar que el fuego del Espíritu se encienda.
Hoy el reto del amor es dedicar un rato al Señor, con calma, sin prisa, solo para disfrutar de Él. Ponte cerca de Su fuego… ¡y tu corazón entrará en calor!
VIVE DE CRISTO