2 Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: «¿Puede el marido repudiar a la mujer?» 

3 El les respondió: ¿Qué os prescribió Moisés?» 

4 Ellos le dijeron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla.» 

5 Jesús les dijo: «Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto. 

6 Pero desde el comienzo de la creación, En los hizo varón y hembra. 

7 Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, 

8 y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. 

9 Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre.» 

10 Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto. 

11 El les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; 

12 y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.» 

13 Le presentaban unos niños para que los tocara; pero los discípulos les reñían. 

14 Mas Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios. 

15 Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él.» 

16 Y abrazaba a los niños, y los bendecía poniendo las manos sobre ellos. (Mc. 10, 2-16)

He aquí la Palabras de Dios, de Jesús, sobre el matrimonio y también,en el principio, sobre la naturaleza humana: “hombre y mujer los creo”. Dios nada crea con ambigüedad o dejando al hombre indeterminado para que él decida sobre cosa tan trascendental como es la diferencia de género. Así lo hizo y así es, por mucho que el hombre, preciado de su inteligencia, quiera inmiscuirse en los planes divinos.

Una sola es la verdad: “desde el principio de la Creación, Dios los creo hombre y mujer”. Y ¿qué sucede que su criatura duda de la intención buena de su Creador? Como siempre, aparece “un Ser extraño a Dios”: “un Enemigo lo ha hecho”. Y con él, el pecado de sospechas sobre Dios, el Único Bueno. Y después de la sospecha, el hacer su voluntad y no el deseo de Dios sobre él.

Sorprende a un corazón recto y sencillo el contemplar cómo Diosrespeta la decisión libre del hombre de oponerse a ÉI hasta ver cómo se destruye a sí mismo y, emprende para sí y para los suyos caminos de muerte y aniquilación. Pero aún en esta situación caótica, Dios no abandona a quien tanto le ha costado su Salvación y Redención: ¡nada menos que la vida de su Hijo, derramando su Sangre preciosa a los ojos de Dios! ¡Tanto amó al esclavo que entregó para su Redención al Hijo! ¡Dios no puede olvidarse de su criatura, aunque haya caído en suma desgracia!. Cuando nos creó a cada uno, nos grabó en la palma de su mano y siempre estamos y estaremos en su presencia que es misericordia y perdón.

Ante este amor “excesivo”, inaudito e insospechado, los que por gracia de Dios nos movemos y existimos en estos Misterios, no podemos menos que doblar nuestra rodilla y adorar a nuestra Dios que es todo Bondad y Fidelidad.

¡Intercederemos, poniendo nuestra oración junto a la plegaria, de valor infinito de Jesús! ¡Su presencia ante el Padre nos asegura de que somos escuchados, porque Jesús es el verdadero Hombre que se ha desposado con la humanidad, su Esposa, que es la Iglesia, y ya “no son dos, sino una sola Carne”! Y este Misterio que supera nuestra capacidad y acción de gracias, es lo que “Dios ha unido y no lo puede ni rozar, ni separar hombre alguno”.

¡Señor, ten misericordia de nosotros y “no nos trates como merecennuestros pecados”! ¡Al contrario, tritúralos en el lagar de tu Corazón para que exprimidos, destilemos un “vino nuevo”, un vino de verdadero hijo de Dios, que sólo sabe reflejar en su rostro el Amor del Padre!

¡Escucha Señor, perdona Señor, actúa sin tardanza, Señor Dios nuestro!¡ Qué así sea! ¡Amén! ¡Amen!

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