Padre Misericordioso, te pedimos: Por los que están desanimados, para que elijan la vida. 

Por los que están enfrentando una pérdida devastadora, para que recuerden tu presencia amorosa y cercana. 

Por los que se sienten una carga para los demás, para que puedan amarse a ellos mismos como Tú los amas. 

Por los que no tienen Esperanza, para que encuentren en Ti, Padre Bueno, la confianza que los anima a seguir adelante. 

Por los que se sienten solos, para que encuentren en nuestras comunidades fraternas la contención y el cariño que los reconforte. 

Por los que se enfrentan al poder del mal en este mundo, para que el triunfo de Jesús Resucitado los aliente a no desfallecer. 

Por todos los que sufren de depresión u otros sufrimientos psicológicos, para que como el ciego Bartimeo puedan encontrar la luz. Ayúdanos, Padre Bueno. En Ti ponemos nuestra esperanza, y en tu Hijo, y el Espíritu Santo. Amén. 

Tan humana como la vida y la muerte compartida por los obispos, con la que cerraron su mensaje es la oración inspirada en un escrito de la dra. Karen Mason, durante la jornada realizada por la Comisión Episcopal de Pastoral de la Salud, formada por: presidente Monseñor Luis Urbanc. Miembros: Monseñor Hugo Norberto Santiago, Monseñor Luis Armando Collazuol y Monseñor Joaquín Vicente Gimeno Lahoz. Secretario Ejecutivo: presbítero Tomás Barbero. https://adn.celam.org/dia-mundial-de-la-prevencion-del-suicidio-abrazando-dolores-superando-tabues-esperando-en-la-esperanza/

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